Una mala conectividad y el deterioro de los entornos ambientales y urbanos, afectaría la competitividad de esas infraestructuras

Desde 2015, cuando se anunció la construcción del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México, hasta el día de hoy, los proyectos presentados han avanzado sin ser ejemplos de planeación integral. Aun hoy, con las decisiones que el Gobierno de México ha tomado para abordar el tema de los aeropuertos, no ha existido información suficiente para responder a muchas incógnitas que generan las alternativas presentadas.

            s allá de la discusión acerca de la factibilidad de la operación aérea, poco se ha discutido sobre la interacción de los aeropuertos con sus usuarios, algo muy relevante para que ese tipo de proyectos de infraestructura alcancen sus metas económicas y sociales. Una mala conectividad del aeropuerto o los aeropuertos, así como el deterioro de sus entornos ambientales y urbanos, afectaría directamente la competitividad de esas infraestructuras, podría provocar sobrecostos, y convertir los trayectos diarios de pasajeros y empleados, en algo altamente costoso en términos económicos y sociales, para finalmente impactar las previsiones de crecimiento de todo el sector.

            Uno de los grandes objetivos de un aeropuerto es promover el desarrollo económico nacional y local, y para lograrlo es necesario incorporar la visión de entorno y de la interacción del proyecto con sus usuarios. Las propuestas de conectividad y ordenamiento urbano, son aspectos que han sido evadidos y prácticamente olvidados por los proyectos que han sido puestos en la mesa.

            Desde su concepción, el proyecto en Texcoco cantó como una más de sus virtudes, contar con el estacionamiento más grande del mundo, lo que lo hubiera convertido en uno de los polos generadores de viajes con mayor uso del vehículo privado en México y, por lo tanto, responsable de una gran cantidad de emisiones contaminantes, tiempos de traslado y perdidas económicas.

            Tanto este proyecto como la nueva alternativa en Santa Lucía, han planteado abordar esta problemática a través de la construcción de nuevas vialidades. Esta medida no es una solución al problema, pues se vería acompañada de un aumento en la congestión vial y un incremento de otras externalidades, como la ocurrencia de accidentes, la degradación del entorno urbano y la producción de emisiones contaminantes.

            Más recientemente se habló de algunos proyectos de conexión entre los aeropuertos y los principales centros económicos de la ciudad. Entre las propuestas se encuentra la construcción de un tren exprés con dirección a la terminal Observatorio del Tren México-Toluca, que pasaría por el centro de la Ciudad de México. También se ha considerado la extensión de diversas líneas de Metrobús y Mexibús.

            Sin embargo, la mejor solución no surgirá desde otro mega proyecto. Las experiencias internacionales muestran que lo importante es contar con diversos servicios que den cobertura a la mayor cantidad de zonas posibles, y a la par construir algunos servicios exprés o semidirectos de mayor capacidad, mediante tecnologías férreas o de autobuses con infraestructura dedicada, como Metrobús o Mexibús.

Deben identificarse las necesidades de ordenamiento territorial del entorno de los aeropuertos y crear los mecanismos para resguardar aquellos terrenos de valor ambiental e hídrico, y desincentivar la aparición de asentamientos informales o desarrollos inmobiliarios, habitacionales o comerciales, que deterioren aún más el deficiente funcionamiento urbano de la región.

            Como sociedad debemos mantener el interés y el involucramiento generados a raíz de la consulta ciudadana, para evaluar las próximas etapas de desarrollo y construcción de los proyectos aeroportuarios, de forma que exijamos tener mejores alternativas a las que hasta ahora se han presentado.

            Desde el anuncio de la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAIM) en 2015, en el World Resources Institute (WRI) México hemos promovido una visión integral del entorno sobre ese y todos los importantes polos generadores de viajes y de desarrollo económico de la región. En conjunto con USAID, CEMDA e IMCO, formamos el Observatorio Ciudadano del NAIM, que tiene los objetivos de promover la transparencia en la asignación y la ejecución de contratos para las obras; contar con un proyecto integral de inserción y vinculación urbana; y atender las controversias sociales y ambientales del aeropuerto o aeropuertos que vayan a utilizarse. Desde entonces, hemos trabajado con las autoridades federales y locales de la Ciudad de México y el Estado de México, en la construcción de planes y proyectos de conectividad. Ponemos a disposición de los gobiernos entrantes la información y los diagnósticos con los que contamos, así como la experiencia y el conocimiento especializado en movilidad y desarrollo urbano de la red de expertos del World Resources Institute.

 

Este texto apareció originalmente en Expansión.