Además de sus beneficios ambientales, la cadena de valor de la electromovilidad es una oportunidad para fomentar el desarrollo económico, la competitividad y la generación de más empleos

La movilidad eléctrica es una oportunidad estratégica para el crecimiento económico, la reducción de la brecha de desigualdad en la movilidad y la mitigación de las emisiones provenientes de los vehículos de combustión interna. Constituyendo una de las varias alternativas de solución para distintos problemas de carácter público como la crisis climática y la desigualdad social.

Debido a su potencial de impactar en distintos problemas y agendas, se vuelve necesario precisar el propósito de la movilidad eléctrica para definir cómo será abordado y con qué recursos contará por parte del Estado. Consecuentemente, esta definición de objetivos también brindará claridad sobre los actores e instituciones clave para el desarrollo de instrumentos de política que incorporen estrategias efectivas y factibles, dado el contexto nacional.

Un ejemplo, es el caso del Reino Unido que, a través de su estrategia para vehículos cero emisiones, busca poner a la vanguardia la industria local, centrándose en el la generación de empleos a partir inversión pública en zonas industriales y en universidades para el desarrollo de capital humano. Donde México, además de su enfoque medio ambiental, tiene el potencial de abordar esta misma perspectiva, ya que el sector automotriz es uno de los más fuertes e importantes motores de exportación en el país y genera una derrama económica en 259 diferentes actividades.

En 2018, el sector automotor fue la principal fuente de ingresos de nuestro país con 142 mil millones de dólares, superando en 4.2 veces el ingreso por remesas y en 4.6 el ingreso por exportaciones petroleras. De igual forma, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadísticas y Geografía, la industria automotriz mexicana emplea alrededor de 900 mil personas, superando a las industrias de tecnología, telecomunicaciones y construcción.

Asimismo, los procesos de manufactura de partes de los vehículos híbridos y eléctricos, tanto ligeros como pesados, tienen el mayor valor agregado de toda la cadena de valor de fabricación del vehículo, principalmente en aquellos pesados de pasajeros eléctricos, conlo que migrar hacia una movilidad sustentable basada en transporte masivo tiene la oportunidad de ofrecer mayor valor, incluso por encima de la manufactura de los vehículos de combustión interna ligeros.

En el mismo sentido, la movilidad eléctrica no solo beneficiaría a México, sino a la región latinoamericana al transformar el modelo de industria de transporte hacia uno sustentable; fortaleciendo y ampliando la cadena de valor, y propiciando el crecimiento de otros sectores como el minero, energético renovable, manufacturero y tecnológico.

Por estas razones, apostar por la movilidad eléctrica es clave para mantener y fortalecer la competitividad de la industria mexicana e impulsar su crecimiento económico junto con el de América Latina; aprovechando su relación comercial con los mercados de Norteamérica, Europa y Asia, y sin dejar de lado la transición equitativa hacia modos de transporte más sustentables.

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, los vehículos de combustión interna son uno de los principales responsables de las enfermedades respiratorias y cardiovasculares en las ciudades. Por tal razón, al impulsar la movilidad eléctrica en modos de transporte sustentable (i.e. transporte masivo) se contribuye a mejorar la calidad del aire y, por ende, la salud de los grupos con mayor exposición de emisiones que son niñas y niños menores de 5 años y las personas adultas mayores.

En este contexto de oportunidad y urgencia de impulsar un México más productivo, incluyente y sustentable, WRI México ha impartido talleres y mesas de trabajo con expertos y autoridades; brindando asesoría técnica a la SEMARNAT para el desarrollo de una Estrategia Nacional de Movilidad Eléctrica; y acompañando a gobiernos locales en Colombia y México en la planeación e implementación de proyectos de movilidad eléctrica para transporte masivo.

En conclusión, es necesario analizar el potencial para el desarrollo económico que la movilidad eléctrica puede traer a las ciudades mexicanas; las cuales, al adoptar tecnologías de transporte masivo de bajas y cero emisiones, promueven el desarrollo de una industria nacional con una amplia cadena de valor, que va desde actividades primarias hasta el desarrollo de tecnología y la provisión de servicios. La emergencia climática en la cual se encuentra México y la región latinoamericana no puede dejar de lado la crisis de desigualdad social y el acceso a oportunidades, y la movilidad eléctrica es una ventana para ello.