• Los impactos por el cambio climático en todo el mundo han avivado un movimiento ciudadano global que exige la acción climática de sus líderes
  • Alcanzar las cero emisiones de gases para 2050, fortalecer los compromisos climáticos y proponer otras iniciativas y fondos que ayuden a hacer posible un futuro sin emisiones son las principales tareas para los líderes mundiales

Los líderes mundiales se reunirán en la ciudad de Nueva York para una cumbre sobre un desafío urgente que afecta todos los aspectos de nuestras vidas, desde la economía hasta el empleo, la seguridad, la migración y nuestra salud. Es, por supuesto, la crisis climática.

Las decenas de miles de incendios que recientemente afligieron a la selva amazónica pudieron haber sido iniciados por humanos, pero quizás la yesca, producto de un Amazonas más seco, hizo que los incendios se propagaran más rápidamente. Del mismo modo, las temperaturas en el Ártico están alcanzando niveles récord, y un verano abrasador en el hemisferio norte dejó cientos de personas muertas y cientos de millones más desesperados por encontrar ayuda. Un nuevo análisis realizado por The Washington Post encontró que el 10% del planeta Tierra ya es considerado como zona de temperaturas peligrosamente altas que ya se han calentado a más de 2 grados Centígrados (3.6 grados Fahrenheit).

En el lado positivo es que el empeoramiento de los impactos por el cambio climático en todo el mundo y las terribles predicciones de los impactos por venir han avivado un movimiento ciudadano global que exige la acción climática de sus líderes. En particular los jóvenes están captando la atención con huelgas escolares y gente de todas partes exige que empecemos a llamar a esta situación como es: una crisis que requiere de una acción urgente. Cada vez, más empresas, inversionistas e individuos reconocen que el camino del desarrollo con bajas en emisiones de carbono y resiliente al clima, también puede ser una importante oportunidad de incremento económico y de desarrollo. Las innovaciones y la disminución en los costos en tecnologías limpias -como las energías renovables, el almacenamiento de baterías, los vehículos eléctricos- y el despertar de los mercados financieros al riesgo de un crecimiento alto en carbono están reforzando este cambio. En resumen, el mundo real se mueve más rápido que los políticos. Ahora es tiempo de que los líderes nacionales ayuden e intensifiquen la transición global en lugar de obstaculizarla.

Bajo este nuevo contexto de conciencia, los líderes mundiales se reunirán para la Cumbre sobre la Acción Climática de las Naciones Unidas el 23 de septiembre. La última cumbre de la ONU de este carácter en 2014, fue un importante hito político que ayudó a catalizar la adopción del Acuerdo de París y la presentación de los compromisos climáticos nacionales de casi 200 países al año siguiente. El secretario general de la ONU, António Guterres, está organizando la Cumbre de 2019 en pos de un objetivo similar: generar el, tan necesario, impulso político para 2020, año en el que los países necesitarán acelerar la acción y fortalecer sus compromisos nacionales en una escala que vaya acorde con el desafío climático.

Los líderes nacionales tienen tres tareas principales en la Cumbre sobre la Acción Climática de la ONU:

1.- Hacer la promesa de alcanzar las cero emisiones netas de gases para 2050

El informe del IPCC en 2018 reveló que, si bien el mundo enfrentará importantes impactos climáticos incluso con 1.5 grados C (2.7 grados F) de calentamiento, los efectos empeorarán significativamente con un calentamiento de 2 grados C (3.6 grados F) para los países, ciudades, negocios y sociedad civil. Ante una mayor exposición al calor extremo, nos espera la caída de los rendimientos en los cultivos, la baja producción de la pesca menos productiva y muchos otros efectos más. Limitar el calentamiento a no más de 1.5 grados por encima de los niveles preindustriales debe ser el nuevo punto de referencia que guíe la acción climática en favor de todos nosotros. Debemos reducir drásticamente las emisiones en toda la economía mundial al mismo tiempo que desarrollamos resiliencia y nos adaptamos a los graves impactos climáticos que son inevitables. Esta Cumbre de la ONU en Nueva York es la primera oportunidad desde que se publicó el reporte del IPCC, para ubicar a los jefes de estado en el centro de atención y exigirles una respuesta.

Para avanzar hacia los 1,5 grados Centígrados, el Secretario General Guterres ha pedido a todos los países que se comprometan a reducir sus emisiones netas de gases de efecto invernadero a cero para 2050 tal como el reporte del IPCC dejó claro como una necesidad a nivel global. Las naciones de Surinam y Bután están liderando el camino, ya que absorben más gases de efecto invernadero de los que emiten. Hasta ahora, otros 15 países han adoptado o propuesto algún tipo de legislación con el objetivo de alcanzar las cero emisiones netas (algunos incluso, en plazos más cortos que para 2050). Esto incluye países desarrollados como Noruega, Suecia, Nueva Zelanda y el Reino Unido, así como países en desarrollo como Chile, Uruguay, Costa Rica, Fiyi y las Islas Marshall.

Los compromisos asumidos hasta ahora son inspiradores y necesarios, pero necesitamos una acción similar por parte de muchas más naciones, especialmente las que tienen mayor índice de emisiones. En la Cumbre sobre la Acción Climática de la ONU, los líderes deben asegurar al público y a sus homólogos que tomarán las medidas necesarias para descarbonizar sus economías al llegar a 2050 o antes.

Investigaciones recientes destacan los beneficios que han obtenido países como Indonesia, México y China al hacerlo. Por ejemplo, a principios de este año, la Iniciativa de Desarrollo Bajo en Carbono del gobierno indonesio encontró que si el país cambiaba a una vía de desarrollo baja en carbono, podría generar un crecimiento promedio del 6% del PIB por año hasta 2045 - mejor que la actual vía de crecimiento económico- así como más empleos, mejores condiciones de salud, equidad de género y beneficios regionales-.

Los países pueden continuar resistiendo a lo inevitable, o pueden aprovechar esta oportunidad inmediata para lograr un crecimiento más equitativo y sostenible, y una economía competitiva baja en carbono. Esta Cumbre es el momento para acelerar la transición hacia un futuro más próspero y seguro.

2.- Fortalecer sus compromisos nacionales sobre el clima para 2020 acordes al Acuerdo de París

Cuando el Acuerdo de París se firmó en 2015, las naciones acordaron impulsar la ambición de sus compromisos climáticos nacionales cada cinco años. También conocidos como contribuciones determinadas a nivel nacional o NDC. Guterres está pidiendo a todos los países que incrementen sus compromisos nacionales en 2020, alineando estos objetivos a corto plazo con el objetivo de mantener el aumento de la temperatura por debajo de 1.5 grados Centígrados. En esta Cumbre, es de vital importancia que los presidentes y primeros ministros, especialmente de los países con mayor índice de emisiones, dejen en claro que presentarán objetivos climáticos nacionales ambiciosos el próximo año. Éste será un indicio fundamental para saber si el mundo cumplirá con los objetivos del Acuerdo de París.

En declaraciones conjuntas recientes Francia, India y China indicaron que actualizarán sus compromisos nacionales bajo el Acuerdo de París de una manera que represente un progreso más allá del actual y refleje la mayor ambición posible, y también se comprometieron a presentar estrategias climáticas a largo plazo el próximo año. Los líderes de estos países y de otras economías importantes deben venir a la Cumbre preparados para anunciar que intensificarán sus compromisos del Acuerdo de París.

Cuando estos nuevos compromisos climáticos nacionales se pongan sobre la mesa el próximo año, no solo podrán incluir los objetivos para reducir las emisiones de Gases de Efecto Invernadero, sino también, políticas para acelerar la adopción de energías renovables, invertir en vehículos eléctricos, reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos, proteger y restaurar los manglares que absorben el carbono y protegen a las comunidades costeras de las tormentas.

3.- Avanzar en otras iniciativas y fondos que ayudarán a hacer posible un futuro sin emisiones

Durante la Cumbre, esperamos que muchas ciudades, estados y empresas revelen nuevas iniciativas o intensifiquen los esfuerzos existentes para abordar la crisis climática. Algunas de estas declaraciones podrían cambiar las reglas del juego para la acción climática. Muchas de estas iniciativas se llevarán a cabo junto con los gobiernos nacionales, y todas deberían apuntalar a establecer compromisos nacionales climáticos más fuertes y alcanzar los objetivos de cero emisiones netas de cada país. Simultáneamente, la acción climática nacional puede enviar señales positivas y estables para alentar a la acción e innovación climática en mayor grado por parte de las ciudades y el sector privado.

Por ejemplo, las ciudades pueden ahorrar a los consumidores cientos de miles de millones de dólares en costos de energía al hacer la transición a edificios netos cero. Los gobiernos y las empresas pueden trabajar juntos en la instauración de objetivos para aumentar la proporción de vehículos de cero emisiones en las calles. Veintiocho grandes empresas ya se han comprometido a cumplir con el objetivo de 1.5 grados Centígrados y con suerte, muchos más seguirán su ejemplo en la Cumbre.

La Cumbre también es una gran oportunidad para que los líderes demuestren que la economía global está experimentando un cambio esencial hacia el financiamiento verde que transformará nuestros sistemas industriales, de transporte y proporcionará empleos limpios. Un paso determinante en esa dirección es detener la financiación y la construcción de plantas de carbón, que son la mayor fuente de contaminación de carbono del mundo.

Las energías generadas con carbón también son cada vez más costosas que las energías renovables, y si se incluyen los costos de salud por la contaminación en el aire, el carbón parece ser un plan económico aún peor. Para alcanzar los objetivos, es esencial destinarle un cuidado especial a esta transición con el fin de asegurar que sea justa y que no deje a nadie atrás.

Y como siempre, las promesas ambiciosas no son suficientes si no hay dinero para respaldarlas. Los países desarrollados deben aumentar el apoyo financiero para la acción climática en los países en desarrollo, que a menudo son los más vulnerables a sus efectos. Esto debe incluir aumentar significativamente las inversiones en resiliencia climática para proteger a las comunidades de los impactos climáticos como la sequía, el aumento del nivel del mar y el calor extremo. Un informe reciente de la Comisión Global de Adaptación revela que invertir 1.8 billones de dólares a nivel mundial en resiliencia climática desde 2020 hasta 2030 podría generar 7.1 billones de dólares en beneficios netos totales.

Un planeta habitable para todos

El 20 y 27 de septiembre, ciudadanos preocupados liderados por activistas juveniles, inundarán las calles exigiendo que los líderes mundiales se den cuenta de que no es suficiente el enfoque gradual que se le está dando hacia la acción climática: para combatir el cambio climático necesitamos un cambio de sistema. Los líderes gubernamentales y la ONU también tienen otros objetivos urgentes e importantes en su radar, incluida la reducción de la pobreza, el desarrollo sostenible y la crisis de extinción. Sin embargo, cada vez se reconoce más que ninguno de estos objetivos se puede lograr dentro de un silo: sin abordar el cambio climático, todos los demás objetivos corren el riesgo de quedar fuera de alcance, y viceversa. La Cumbre sobre Acción Climática de las Naciones Unidas y la Cumbre de ODS que sigue, son una oportunidad única para vincular estas agendas y demostrar cómo las acciones para reducir las emisiones, descarbonizar las industrias y adaptarse a los impactos cada vez más graves puede ayudar a construir un futuro mejor que incluya empleos de calidad, economías más fuertes, mejoras en la salud y alimentos para todos. Esta es la nueva historia de crecimiento del siglo 21.