Este texto fue publicado originalmente en inglés en este enlace.

Este año es un momento crítico para la acción climática.

Los crecientes impactos del cambio climático, que abarcan desde inundaciones y sequías hasta huracanes y olas de calor, implican un precio a pagar significativo en términos de vidas humanas y en términos económicos a nivel mundial, particularmente en las naciones en desarrollo que están en una situación de vulnerabilidad y cuentan con menos recursos para protegerse.

Actualmente, las acciones tomadas respecto al cambio climático no son suficientes para mantener el calentamiento global por debajo de 1.5 °C y así evitar los peores embates, por lo que los países deben intensificar sus esfuerzos para retomar esa senda. El último informe del Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) nos dice que las acciones tomadas en esta década tendrán repercusiones “durante miles de años”.

El balance mundial, que tendrá lugar en 2023, ofrece una oportunidad fundamental para corregir el rumbo y acelerar la acción climática global.

¿Qué es el balance mundial y por qué es importante?

El proceso del balance mundial del Acuerdo de París está diseñado para evaluar cada cinco años la respuesta global a la crisis climática, y el primer balance está programado para concluir durante la conferencia climática de la ONU (COP28) en diciembre de este año. Evalúa el progreso mundial en la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, la creación de resiliencia a los impactos climáticos y la obtención de financiación y apoyo para abordar la crisis climática.

El primer balance mundial representa la evaluación más extensa de la acción global sobre el cambio climático hasta la fecha, ya que sintetiza más de mil 600 documentos de diversas fuentes y se basa en consultas no sólo con científicos y gobiernos, sino también con ciudades, empresas, agricultores, pueblos indígenas, la sociedad civil y otros.


Un análisis profundo y experto: elaboración de una “respuesta rápida” al balance mundial

El personal experto de WRI ha seguido de cerca el proceso del balance mundial en el período previo a la COP28. En esta nota de especialistas describimos áreas clave que pueden abordarse en respuesta a los hallazgos del balance para que la COP impulse el cambio transformador que el mundo necesita ver.


Sus principales conclusiones, publicadas en un informe de síntesis en septiembre, ponen de manifiesto lo lejos que está el mundo de alcanzar los objetivos del Acuerdo de París y destacan la ventana de oportunidad que se cierra. Subraya que, si no tomamos medidas más enérgicas antes del segundo balance mundial en 2028, podemos ser testigos de una devastadora realidad en la que las temperaturas globales se disparan más allá de los 1.5 °C.

Pero el informe también señala el camino a seguir por los gobiernos para combatir la crisis climática. Señala áreas clave donde se deben tomar medidas inmediatas y proporciona una hoja de ruta para las transformaciones necesarias de los sistemas para reducir drásticamente las emisiones contaminantes, generar resiliencia y salvaguardar nuestro futuro.

Al final de la COP28, los países deben acordar cómo aprovecharán los hallazgos del balance para mantener vivo el objetivo global de limitar el aumento de la temperatura a 1.5 °C y abordar los impactos del cambio climático.

Las inundaciones extremas en Sylhet, Bangladesh, en 2022, provocaron una escasez de agua potable. El balance mundial evaluará el progreso del planeta para abordar la crisis climática y sus crecientes impactos. Foto de H.M. Shahidul Islam/iStock
Las inundaciones extremas en Sylhet, Bangladesh, en 2022, provocaron una escasez de agua potable. El balance mundial evaluará el progreso del planeta para abordar la crisis climática y sus crecientes impactos. Foto de H.M. Shahidul Islam/iStock.

¿Cuál es el propósito del balance global?

Establecido en virtud del Artículo 14 del Acuerdo de París, el balance mundial está diseñado “para evaluar el progreso colectivo hacia el logro del propósito del Acuerdo [de París] y sus objetivos a largo plazo. Esos objetivos incluyen reducir las emisiones de gases de efecto invernadero para limitar el aumento de la temperatura global muy por debajo de 2 °C e idealmente 1.5 °C; crear resiliencia a los impactos climáticos; y alinear el apoyo financiero con la escala y el alcance necesarios para abordar la crisis climática”.

El balance mundial tiene como objetivo evaluar el progreso de la acción climática a nivel global (no a nivel nacional) e identificar brechas generales para lograr los objetivos del Acuerdo de París, así como oportunidades para superar esas brechas.

Pero el balance mundial pretende ser mucho más que sólo una evaluación.

En el Acuerdo de París, las partes acordaron que el balance debería orientar a los países sobre la actualización y mejora de sus acciones y apoyo climáticos, y sobre el fortalecimiento de la cooperación internacional para la acción climática. También debe informar los nuevos planes climáticos de los países (conocidos como “contribuciones determinadas a nivel nacional” o NDC, por sus siglas en inglés), que se actualizarán completamente en 2025. La realización del balance mundial cada cinco años tiene como objetivo garantizar que los países y demás actores sean cada vez más ambiciosos con sus acciones para asegurar que los objetivos del Acuerdo de París aún sean alcanzables.

Si se lleva a cabo de manera efectiva, el balance mundial puede proporcionar la base que oriente las políticas climáticas y las decisiones de inversión de los países y los actores no estatales. Y puede ayudar a impulsar acciones transformadoras en sistemas como la energía, la naturaleza, los alimentos y el transporte.

¿Qué aspectos de la acción climática evalúa el balance mundial?

En la COP24 en Katowice, Polonia, en 2018, los países acordaron que el balance mundial abordaría el progreso climático en tres áreas clave:

  • Mitigación: Evaluar los esfuerzos globales para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y mantener el aumento de la temperatura global por debajo de 2 °C (3,6 grados F) e idealmente 1.5 °C, e identificar oportunidades para recortes adicionales de emisiones.
  • Adaptación: Medir el progreso en las capacidades de los países para mejorar su resiliencia y reducir la vulnerabilidad a los impactos climáticos.
  • Medios de implementación, incluyendo financiamiento, transferencia de tecnología y desarrollo de capacidades: Evaluar el progreso en la alineación de los flujos financieros con los objetivos de reducción de emisiones y un desarrollo resiliente al clima, y brindar apoyo a las naciones en desarrollo para abordar la crisis climática.

Además, el balance mundial tiene como objetivo abordar las pérdidas y los daños, al asistir la evaluación de las acciones y el apoyo necesarios para responder a los impactos climáticos que superan lo que las comunidades y los ecosistemas pueden adaptarse a. También considera las consecuencias sociales y económicas no deseadas que pueden surgir de la acción e implementación climática, conocidas como medidas de respuesta. Además, el Balance Global tiene como objetivo enfatizar la importancia de promover la equidad y aprovechar la mejor ciencia disponible para informar estrategias para abordar la crisis climática.

¿Cómo es el proceso de balance mundial?

El balance mundial pretende ser un proceso participativo abierto, inclusivo y transparente, como los países acordaron en la COP24. El balance mundial, que se lleva a cabo a lo largo de dos años, comienza con fases de recopilación de datos y evaluación técnica y culmina con una fase política de alto nivel. La fase política final de este ciclo tendrá lugar en la COP28 en Dubái, en diciembre de 2023.

El desgloce del balance mundial

 

¿Qué ha sucedido hasta ahora en el proceso del balance mundial?

En su fase inicial de recopilación de datos, que finalizó en marzo de 2023, el balance mundial recopiló aportes de la Secretaría de la CMNUCC, sus órganos constituidos y del IPCC para garantizar la obtención de información equilibrada y completa en todas las áreas temáticas. Las partes en el Acuerdo de París, las organizaciones internacionales y las partes interesadas que no son partes (como los miembros de la sociedad civil) también tuvieron la oportunidad de presentar información relevante a través de un portal de información pública.

La segunda fase, la de evaluación técnica, convocó a las partes, expertos y demás actores interesados a evaluar la información recopilada en la Fase 1. Identificó importantes ideas técnicas y dio paso a la fase política final del balance mundial. Se trató de una serie de tres diálogos que comenzaron en junio de 2022 y concluyeron en las reuniones entre sesiones de 2023 en Bonn, Alemania. Después de cada diálogo se elaboró un informe de síntesis.

¿Cuáles fueron las principales conclusiones del primer balance mundial?

La fase técnica del balance mundial finalizó con un informe de síntesis general, publicado en septiembre de 2023, que resume los hallazgos clave que informarán los resultados políticos del balance mundial en la COP28. Si bien el informe destaca los avances logrados desde el Acuerdo de París (ahora se espera que las temperaturas globales aumenten entre 2.4°C y 2.6°C para finales de siglo, en comparación con los 3.7°C-4.8°C (6,7 -8,6 grados F) en 2010) también deja claro que se necesita mayor ambición y urgencia en todos los frentes para combatir la crisis climática.


Explora el Systems Change Lab

El Systems Change Lab (Laboratorio de cambio de sistemas) monitorea, aprende de y moviliza acciones para lograr los cambios transformacionales de gran alcance necesarios para limitar el calentamiento global a 1.5 °C, detener la pérdida de biodiversidad y construir una economía justa y equitativa.


El informe de síntesis subraya una persistente “brecha de emisiones”, y señala que los compromisos climáticos actuales no están en línea con los caminos necesarios para limitar el calentamiento global a 1.5°C. Pero también traza un camino a seguir, y enfatiza la urgente necesidad de transformaciones en todo el sistema que puedan reducir las emisiones y garantizar un futuro resiliente al clima. Lo más apremiante es la necesidad de eliminar gradualmente los combustibles fósiles, escalar la energía renovable, cambiar significativamente los sectores del transporte y el industrial y reducir las emisiones distintas al CO2, como el metano. Preservar la naturaleza, poner fin a la deforestación y adoptar la agricultura sostenible también son claves para mejorar la resiliencia y lograr reducciones de emisiones.

De manera decisiva, el informe de balance sitúa a las personas en el centro de estas transiciones y subraya el imperativo de la resiliencia y la equidad en todos los esfuerzos transformadores. Destaca la urgencia de aumentar el apoyo a la adaptación y abordar las pérdidas y los daños, especialmente para las comunidades vulnerables. También enfatiza que los planes y compromisos para la acción y el apoyo a la adaptación se han implementado de manera deficiente, están distribuidos de manera desigual y han progresado sólo de manera incremental.

Para abordar estos problemas, subraya la necesidad de reorientar billones de dólares en finanzas globales y movilizar recursos significativos en apoyo de un futuro equitativo, resiliente al clima y sin emisiones de carbono. El informe es claro en que las transiciones justas, la equidad y la adaptación de enfoques a los contextos locales serán clave para lograr resultados ambiciosos y sólidos que impulsen el desarrollo sostenible y los esfuerzos para erradicar la pobreza.

¿Qué pasará en la COP28?

La tercera y última fase del balance mundial, la consideración de los resultados, se llevará a cabo en la COP28 en Dubái. Esta etapa es crítica, ya que determinará la manera en que los países responderán políticamente a las brechas y oportunidades identificadas en la fase técnica.

Durante la Fase 3, las delegaciones de los países discutirán los hallazgos técnicos del balance, identificarán oportunidades y desafíos, y evaluarán medidas y mejores prácticas para la acción climática y la cooperación internacional. Después de estas discusiones, los países producirán colectivamente un resumen de los mensajes políticos clave, a los que luego se podrá hacer referencia en la decisión final de la COP28. Esta decisión final formalizaría la guía y los compromisos que todos los países adopten en el desarrollo de sus futuras acciones climáticas y apoyo a las naciones vulnerables.

Un equipo de trabajo limpia los escombros después de un gran tifón en Filipinas en 2022. La fase política del balance Mundial informará las futuras acciones climáticas de los países y el apoyo a las naciones vulnerables. Foto de Pascal Canning/Shutterstock
Un equipo de trabajo limpia los escombros después de un gran tifón en Filipinas en 2022. La fase política del balance Mundial informará las futuras acciones climáticas de los países y el apoyo a las naciones vulnerables. Foto de Pascal Canning/Shutterstock

¿Cómo deberían responder los países a los resultados del balance mundial de la COP28?

La fase final del balance mundial en la COP28 tiene el potencial de resultar en compromisos políticos audaces que pueden impulsar soluciones innovadoras en todos los sistemas y sectores. Sin embargo, debido a la falta de voluntad política, el balance corre el riesgo de convertirse en un ejercicio de intercambio de información junto con recomendaciones amplias e inaplicables.

Los países deben aprovechar plenamente la fase política del balance para maximizar su impacto y evitar sacar conclusiones vagas. Luego, corresponderá a las personas formuladoras de políticas nacionales utilizar los resultados del balance mundial para fortalecer la implementación nacional de sus compromisos climáticos, así como aumentar su ambición y acción, incluso a través de mayor financiamiento y apoyo.

De manera crítica, la respuesta al balance mundial debería incluir una señal inequívoca de que los países presentarán NDC mejoradas con objetivos climáticos ambiciosos para 2030 y 2035 mucho antes de la COP30. La financiación para permitir el desarrollo y la implementación de estas NDC será esencial. Como resultado del balance mundial, el Secretario General de la ONU puede convocar un evento de alto nivel a principios de 2025, invitando a los países a presentar sus nuevas NDC y compromisos financieros. Los países también pueden invitar a realizar balances voluntarios nacionales, regionales y temáticos en 2024 para ayudar a informar las NDC y otros compromisos nacionales.

Además, el balance mundial debería impulsar acciones específicas para acelerar la acción climática transformadora y el apoyo en áreas de alto impacto. Éstas incluyen:

  1. Alejarnos rápida y equitativamente de los combustibles fósiles y escalar las energías renovables. Sin abordar la fuente principal del problema –la quema y la financiación de combustibles fósiles– no podremos resolver la crisis climática. Además de abandonar los combustibles fósiles, los países deben comprometerse en la COP28 a al menos triplicar la capacidad anual de energía renovable para 2030 y aumentar la participación de las energías renovables en la generación mundial de electricidad a al menos dos tercios para 2030.
  2. Transformar los sistemas alimentarios, la agricultura, la silvicultura y el uso de la tierra para reforzar la seguridad alimentaria, mejorar la resiliencia y reducir las emisiones de manera equitativa. Si no se acelera esta transformación de todo el sistema ante la intensificación de los impactos climáticos, se socavarán los esfuerzos globales para eliminar la inseguridad alimentaria, el hambre y la pobreza. La ampliación de la agricultura climáticamente inteligente puede aumentar los rendimientos y al mismo tiempo reducir las emisiones de GEI de la producción agrícola hasta en un 25% para 2030 (en comparación con los niveles de 2020). Los países también deben comprometerse a detener la deforestación y la degradación, adoptar dietas sostenibles y saludables y reducir a la mitad la pérdida y el desperdicio de alimentos para 2030.
  3. Reducir rápidamente las emisiones del transporte y pasar a un transporte sin combustibles fósiles. Los combustibles fósiles todavía satisfacen más del 90% de toda la demanda de energía para el transporte. Para 2030, los países deberían duplicar la proporción de transporte sin combustibles fósiles hasta alcanzar al menos dos tercios de todos los viajes de pasajeros. Esto incluye trasladar una proporción significativa de los viajes a modos de transporte públicos y no motorizados, como la bicicleta, al mismo tiempo que se aumenta rápidamente la participación de los vehículos eléctricos en las ventas mundiales de automóviles de pasajeros a al menos el 75 % y se aspira a alcanzar un 30 % de ventas de camiones sin emisiones de carbono en 2030.
  4. Incrementar el financiamiento y otro tipo de apoyos para la adaptación y proporcionar fondos nuevos y adicionales para abordar las pérdidas y daños, al tiempo que se simplifica el acceso a estos fondos y se canalizan efectivamente los recursos al nivel local. Los países y comunidades que menos han contribuido a la crisis climática, pero que a menudo sufren sus impactos más devastadores, necesitan urgentemente recursos para mejorar su capacidad de adaptación y abordar las pérdidas y daños. Las naciones desarrolladas deben seguir adelante con el objetivo de al menos duplicar el financiamiento accesible para la adaptación para 2025, aumentar el apoyo a la adaptación accesible y de alta calidad para los actores locales y priorizar el financiamiento nuevo, innovador y basado en subvenciones para pérdidas y daños.
  5. Cumplir los compromisos de financiación climática y cambiar urgentemente todos los flujos financieros globales a la escala necesaria para permitir emisiones de carbono netas iguales a cero y un desarrollo resiliente al clima. Las naciones ricas deben cumplir este año su compromiso de financiación climática anual de 100 mil millones de dólares y compensar los déficits desde 2020, garantizando al mismo tiempo un acceso más rápido y una financiación de mayor calidad (por ejemplo, a través de subvenciones). El balance mundial también debería allanar el camino para un nuevo y sólido objetivo de financiamiento climático, que se acordará en la COP29, enfatizando el espíritu del Acuerdo de París de movilizar esfuerzos que superan con creces las acciones anteriores. Eso significa superar el objetivo de 100 mil millones de dólares y adoptar un enfoque equilibrado en la mitigación y la adaptación, especialmente para los países en desarrollo vulnerables. Para 2030, las inversiones tanto públicas como privadas deberán alcanzar los 5.2 billones de dólares al año y las naciones deberían alcanzar una proporción de 7 a 1 en energía limpia frente a inversiones en combustibles fósiles. Al mismo tiempo, se necesitan reformas esenciales en la arquitectura financiera internacional, incluidas reformas de los bancos multilaterales de desarrollo (BMD) y soluciones para los países que enfrentan problemas de deuda agravados por el cambio climático.

¿Qué sigue en el camino hacia la COP28?

Con la publicación del informe de síntesis técnica, la atención se centra ahora en la fase política del proceso de balance. En los meses previos a la COP28, ministerios y personas negociadoras se reunirán para aprovechar sus conclusiones en un intento por mantener vivos los 1.5°C y abordar los impactos del cambio climático.

Un hito clave en el camino hacia la COP es la cumbre sobre Ambición Climática, convocada por el Secretario General de las Naciones Unidas durante la Asamblea General de las Naciones Unidas en septiembre de 2023, con el objetivo de que países, empresas, ciudades y regiones, la sociedad civil y las instituciones financieras presentaran acciones y compromisos climáticos nuevos, tangibles y concretos que apoyen los objetivos del balance mundial.

En última instancia, el éxito del primer balance mundial depende de si los gobiernos responden adecuadamente a sus conclusiones al concluir la COP28, no con vagos tópicos sino con compromisos de acción real. El éxito depende del compromiso de los países de ampliar significativamente sus acciones y apoyo climáticos, presentar planes climáticos nacionales ambiciosos en 2025 y acelerar acciones transformadoras clave durante la próxima década.

Tras la conclusión de la COP28, todos (desde los países y direcciones ejecutivas hasta las ciudades y sus gobernantes) deben aprovechar el momento para reevaluar sus propios objetivos y acciones, y asegurar su alineación con un futuro sin emisiones de carbono que aumente la resiliencia e impulse el apoyo a los países y comunidades que más lo necesitan. El balance mundial en la COP28 no debería ser sólo un catálogo de nuestros fracasos, sino un trampolín global para mantener a nuestro alcance los 1.5°C y vías de desarrollo resilientes al clima.

 

Este artículo se publicó originalmente en 2022. Se actualizó en septiembre de 2023 para reflejar el estado actual del primer proceso del balance mundial, así como las conclusiones del informe de síntesis.