En el marco de un evento organizado por Bosch, representantes de WRI México detallaron el trabajo de la institución en políticas públicas

Ciudad de México, 20 de noviembre de 2019.- La conformación de la agenda de gobierno nacional de electromovilidad en el País es un proceso de cuatro pasos: reconocimiento, adopción, priorización y mantenimiento, aseguró Anette Ramírez, gerente de políticas públicas en movilidad del Instituto de Recursos Mundiales México (WRI México, por sus siglas en inglés), durante el evento “Electromovilidad para cambiar el futuro de la movilidad urbana ”, organizado por Bosch el pasado 20 de noviembre en la Ciudad de México, al que se dieron cita actores clave del sector privado y de la sociedad civil , como Bimbo, ADO, e Hinicio, entre otras organizaciones involucradas en diversos aspectos de la movilidad eléctrica.

Ramírez, informó sobre los avances y aprendizajes en política pública derivados del trabajo que WRI México ha realizado al acompañar con asesoría a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) para el desarrollo de la Estrategia Nacional de Movilidad Eléctrica, así como del trabajo en diversos proyectos de electromovilidad en varias ciudades de México y Latinoamérica.

Para ejemplificar la importancia de las iniciativas que fomentan la adopción de vehículos eléctricos en movilidad masiva y personal, Anette Ramírez aseguró que el éxito en la implementación de la movilidad eléctrica en las ciudades depende de superar barreras.

Algunas de estas barreras pueden ser el costo de la infraestructura o las características de la tecnología, así como modelos de contratación no adecuados, recursos técnicos o financieros, resistencia al cambio o nuevas responsabilidades en las atribuciones vigentes de las instituciones.

“Hay que superar barreras organizacionales e institucionales que van más allá de las barreras más discutidas comúnmente, que suelen ser las de infraestructura o tecnológicas”, dijo Ramírez, "los verdaderos cambios suceden cuando el status quo se modifica a través de la convergencia de tres vertientes: saber que una determinada condición no es sostenible a largo plazo, las soluciones que propongamos como especialistas, y que todos los actores relevantes en el tema estén sentados en la misma mesa”.

Superación de barreras

A nivel nacional, México cuenta con al menos tres iniciativas para el impulso de la movilidad eléctrica: incentivos para vehículos particulares, la instalación de electrolineras y el desarrollo de la Estrategia Nacional de Electromovilidad, mientras que, a nivel local, las estrategias abarcan modos de transporte masivo e individual como el Sistema de Transporte Colectivo Metro, el Trolebús, Tren ligero, Mexicable, taxis y bicicletas de pedaleo asistido.

“En México hay un reconocimiento del problema, que hay que estar retomando y reposicionando constantemente. Hay que hacer propuestas en política pública, aunque la alineación política es la parte que no se ha estado cubriendo”, añadió Ramírez al mencionar que se debe comenzar por homologar el propósito de la electromovilidad como solución alternativa a problemas de carácter público, y por definir el objetivo de la política pública, que determinará quiénes deberán ser los interlocutores involucrados, así como los recursos necesarios para implementarla.

Las estrategias de comunicación y difusión de la electromovilidad, agregó Ramírez, también son importantes porque son una herramienta para el involucramiento de los actores clave en el tema.

“Los grupos que tienen mayor interés no necesariamente son los de mayor influencia, y el reto de los involucrados en la electromovilidad es contagiar a los que tengan una gran influencia”, dijo.

Por último, Ramírez detalló que la movilidad eléctrica es una cadena de valor más allá del binomio transporte y energía, y que es una oportunidad de transformar el modelo económico, puesto que abarca servicios y crecimiento industrial, la operación del transporte y mantenimiento, la industria de las fuentes renovables, las armadoras de vehículos, el desarrollo tecnológico, la innovación, el emprendimiento y la mercadotecnia, entre otros sectores, que se verían beneficiados con la electromovilidad.

“Los cambios estructurales exigen coordinación y compromiso, sin esto, aunque se haya superado el reto financiero, no se podrían concretar. Es decir, si no hay una claridad sobre las atribuciones y responsabilidades de cada parte en los proyectos, no funcionarían”.

Conclusiones