• Medidas bajas en carbono en las ciudades pueden reducir emisiones urbanas en casi 90% y crear 87 millones de empleos anualmente para el 2030

Nueva York,19 de septiembre de 2019.- Un nuevo reporte de la Coalición para la Transformación Urbana (Coalition for Urban Transitions), apoyado por 50 instituciones líderes, muestra que los gobiernos nacionales que invierten en ciudades bajas en carbono pueden promover la prosperidad económica, mejorar la calidad de vida y reducir rápidamente las emisiones de carbono. El reporte demuestra que crear ciudades compactas, conectadas y limpias puede reducir emisiones urbanas por casi 90% y proveer estándares de vida más elevados y mayores oportunidades para todos. Estas medidas de reducción de emisiones urbanas pueden crear 87 millones de trabajos globalmente para el 2030 y tendrían un valor de $24 billones de USD para el 2050.

Emergencia Climática, Oportunidad Urbana es el reporte más profundo hasta el momento que examina cómo los gobiernos nacionales pueden lograr desarrollo sostenible y equitativo en las ciudades. Los centros urbanos son el hogar de más de la mitad de la población mundial y más del 80% de la mexicana. Además, las ciudades producen cerca del 80% del producto interno bruto global y tres cuartas partes de las emisiones de carbono.

“Este reporte es esencial para el desarrollo de las ciudades mexicanas y del mundo. México le da una gran importancia a la cooperación internacional con autoridades locales, por lo tanto, la Coalición para la Transformación Urbana inició operaciones en nuestro país a finales del 2018. Además, México es parte de la Coalición para la Infraestructura, las Ciudades, y la Acción Local, donde junto a Canadá nos hemos hecho cargo de dialogar con agentes públicos locales de alrededor del mundo para formar una red, una alianza para que las ciudades se puedan unir en acciones concretas, con el entendimiento que tanto el problema como la solución para encarar la crisis climática no son solo responsabilidad del gobierno federal, sino una meta conjunta de los gobiernos subnacionales y locales,“ declaró Martha Delgado, Subsecretaria para Asuntos Multilaterales y Derechos Humanos de la Secretaría de Relaciones Exteriores.

“La población en áreas urbanas en México se ha duplicado en los últimos 30 años, mientras que la extensión de esas áreas ha crecido un promedio de 10 veces. La demanda de servicios ha incrementado el consumo de recursos y el crecimiento desordenado de nuestras ciudades y ha tenido un impacto negativo en la calidad de vida de las personas que las habitan,” declaró Adriana Lobo, Directora Ejecutiva de WRI México. “En la Ciudad de México, por ejemplo, una persona que vive en una de las zonas más ricas tiene 28 veces mayor acceso a trabajos en un viaje de 30 minutos por transporte público o caminata, que una persona que vive en las zonas más pobres. Desde trabajos hasta educación, la inequidad en la Ciudad de México es un tema de accesibilidad”.

“En este sentido, con el apoyo de la Embajada Británica en nuestro país, WRI México ha trabajado en añadir agentes para crear el primer grupo de aliados de la Coalición para la Transformación Urbana en México, actualmente con la valiosa participación de C40, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Gobiernos Locales para la Sostenibilidad (ICLEI), el Instituto Global para el Crecimiento Verde (GGGI), ONU-Hábitat, el Colegio de México, Techo México y la Asociación Mexicana de Institutos Municipales de Planeación (AMIMP), quienes en conjunto atienden temáticas relacionadas a vivienda, instrumentos de planeación urbana, movilidad urbana sostenible, reducción de riesgos de desastre, para discutir ideas que refuercen la política pública mexicana para construir mejores ciudades para todos. Así que este reporte representa una gran guía, pues contiene seis prioridades claves que los gobiernos nacionales y subnacionales pueden considerar para simultáneamente promover la mitigación climática, la adaptación y el desarrollo sostenible de nuestras ciudades”, añadió Lobo.

La ciencia nos dice que debemos lograr la neutralidad de emisiones para la mitad del siglo para evitar un cambio climático peligroso. El reporte Oportunidad Urbana muestra que es posible rebajar en 90% las emisiones urbanas con tecnología y prácticas disponibles actualmente en edificaciones, transporte, materiales y desechos. Medidas bajas en carbono en ciudades como la Ciudad de México, Guadalajara y Puebla pueden lograr la mitad de las reducciones de emisiones necesarias para mantener el aumento de la temperatura global por debajo de los dos grados Celsius.

Estas medidas bajas en carbono también lograrían beneficios económicos significativos. Requerirían una inversión de $1.8 billones de USD (aproximadamente 2% del PIB global) por año. Lo que generaría utilidades con un valor de $2.8 billones de USD en 2030, y $7 billones en el 2050, basado en los ahorros de costos solamente. Muchas de estas medidas se pagarían solas en menos de 5 años, incluyendo iluminación más eficiente, vehículos eléctricos, mejoras en la logística de la transportación y manejo de desechos sólidos. La acción climática en las ciudades también reduciría la contaminación atmosférica asfixiante, bajaría la congestión crónica del tránsito y mejoraría la productividad laboral.

La necesidad de una transformación urbana neutral en carbono es urgente, y los costos de la inacción pueden ser devastadores. Más del 10 por ciento de la población mundial, unas 820 millones de personas, viven en zonas costeras vulnerables al aumento en el nivel del mar, y 86 por ciento de ellas viven en áreas urbanas o cuasi-urbanas. En México, más de 4.4 millones de personas viven en áreas urbanas o cuasi-urbanas a menos de 10 metros sobre el nivel del mar.

Muchos gobiernos locales ya juegan un papel activo en la atención a la crisis climática: cerca de 10,000 ciudades y gobiernos locales se han comprometido a establecer objetivos de reducción de emisiones. Sin embargo, hasta los gobiernos de las ciudades más grandes y poderosas sólo pueden lograr una fracción de su potencial de mitigación por si solos. El reporte Oportunidad Urbana muestra que salvo la decarbonización de la electricidad, los gobiernos locales sólo tienen poder sobre menos de 1/3 del potencial de reducción de emisiones en sus ciudades. Más de ese 1/3 depende de que diversos niveles de gobierno trabajen juntos para reducir las emisiones, haciendo del futuro de las ciudades un esfuerzo vital colaborativo.

Lanzado a tiempo de la Cumbre de la ONU por la Acción Climática, el reporte Oportunidad Urbana provee la evidencia y confianza que los gobiernos necesitan para entregar Contribuciones Previstas y Determinadas a Nivel Nacional más ambiciosas en el 2020, y para propulsar ciudades inclusivas y neutras en carbono al centro de sus estrategias de desarrollo nacionales.

Globalmente, menos de dos de cada cinco países tienen una estrategia nacional explicita para las ciudades y sólo siete países tienen una Política Urbana Nacional y una Contribución Prevista y Determinada a Nivel Nacional que atiende específicamente la mitigación climática en las urbes. México está tomando acciones en la dirección adecuada: de camino a lograr el Acuerdo de París, México fue el primer país en desarrollo en presentar su iNDC, la cual incluye referencias a obstáculos climáticos en zonas urbanas y medidas de adaptación en las ciudades.

El reporte ofrece estudios de caso de alrededor del mundo donde gobiernos nacionales y locales han trabajado juntos para transformar rápida y profundamente sus ciudades para mejorar en dos o tres décadas, incluyendo: Alemania, Chile, China, Colombia, Corea del Sur, Dinamarca, India, Indonesia, Namibia, y Ruanda.

Este reporte también presenta seis prioridades clave para acciones que los gobiernos locales pueden tomar para aprovechar esta oportunidad:

1. Desarrollar una estrategia completa para lograr prosperidad compartida y alcanzar la neutralidad de carbono – poniendo a las ciudades al centro. Ésta podría guiar a todos los ministerios a incorporar el desarrollo urbano en su atención, haciendo más segura la inversión en reducción de carbono al proveer a los agentes privados de señales claras y empoderar a los gobiernos locales para hacer más y más rápido.

2. Alinear políticas públicas nacionales detrás de ciudades compactas, conectadas y limpias. Ejemplos incluyen remover las regulaciones al uso de suelo y a la construcción que limiten mayor densidad con mayor calidad de vida; prohibir la venta de vehículos que utilicen combustibles fósiles y adoptar alternativas verdes al acero y el cemento.

3. Fondear y financiar infraestructura urbana sostenible. Ejemplos incluyen eliminar los subsidios a los combustibles fósiles; establecer un precio de carbono de $50–100 USD por tonelada, para mejorar los incentivos a la inversión; reformar los impuestos a la tierra y la propiedad; y transferir los presupuestos nacionales de transporte del enfoque en la construcción de caminos y hacía uno de transporte público y activo. México ha establecido un precio al carbono pero aún le queda camino para avanzar: hoy, el país dirige tres veces más inversión a los caminos que a servicios férreos, aunque la Secretaría de Medioambiente y Recursos Naturales (Semarnat) anunció que promovería el uso de trenes para el transporte de carga y pasajeros como una forma de mitigar los efectos del cambio climático.

4. Coordinar y apoyar la acción climática local en las ciudades. Ejemplos incluyen autorizar a los gobiernos locales a introducir políticas y planes climáticos que sean más ambiciosos que las políticas nacionales; y otorgar al menos un tercio de los presupuestos nacionales de Investigación y Desarrollo al apoyo de las prioridades climáticas de las ciudades.

5. Construir un sistema multilateral que promueva ciudades inclusivas, neutrales en carbono. Ejemplos incluyen poner a las ciudades al centro de las Contribuciones Previstas y Determinadas a Nivel Nacional reforzadas en el 2020 y 2025 y asegurarse de que toda la asistencia internacional al desarrollo esté alineada con las estrategias urbanas nacionales compatibles con el Acuerdo de París y la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Hoy, México es uno de los pocos países en el mundo que desarrolla herramientas para registrar y reconocer la acción local en su Contribución Determinada Nacionalmente.

6. Planear proactivamente para una transformación urbana justa. Ejemplos incluyen usar los ingresos por los subsidios a los combustibles fósiles o poner impuestos al carbono para compensar a las personas que cargan con los costos de la acción climática; apoyar el mejoramiento urbano de asentamientos informales gestionado por las comunidades; y anticipar, proteger y apoyar a la fuerza laboral del futuro, incluyendo el desarrollo de planes de transición para los trabajadores e industrias de la economía basada en combustibles fósiles.

Una lista completa de las recomendaciones del reporte para gobiernos nacional puede encontrarse aquí en inglés

Un resumen de las conclusiones clave del reporte se puede hallar aquí en inglés:

El reporte completo en inglés se puede encontrar aquí