Hay 2 mil 500 millones de personas en el mundo que dependen directamente de los sistemas colectivos de tenencia de la tierra para su sustento, relaciones sociales e identidades culturales. Los sistemas colectivos de tenencia de la tierra son comunidades o grupos de personas que comparten los derechos de uso y gestión de la tierra. Además de los derechos de grupo, en algunos sistemas de tenencia colectiva cada miembro de la comunidad tiene derechos específicos sobre distintos recursos y tierras. La mayoría de las comunidades indígenas y consuetudinarias poseen tierras bajo el régimen de tenencia colectiva.

Las mujeres constituyen más de la mitad de estas poblaciones y desempeñan un papel fundamental en sus comunidades. Son tradicionalmente las productoras de subsistencia y las principales responsables de la recolección de recursos naturales - como agua, leña, forrajes y plantas y hierbas silvestres - para uso doméstico o ingresos complementarios.

Sin embargo, no todas las comunidades indígenas y consuetudinarias reconocen los derechos colectivos de las mujeres a la tierra, por lo que ellas se pierden de beneficios económicos, sociales y ambientales clave.

La tenencia de la tierra por parte de las mujeres produce beneficios económicos, sociales y ambientales

En algunas comunidades, es posible que las mujeres sólo tengan acceso a tierras comunales a través de sus maridos o parientes varones, tierras que a menudo están ligadas a su estado civil. Esto hace que la tenencia de la tierra de una mujer sea incierta, lo que significa que podría perder sus derechos sobre la tierra si su esposo muere o se divorcian, un evento que podría llevarla a ella y a sus hijos a la pobreza.

Las mujeres también constituyen una parte significativa de la fuerza laboral agrícola, pero son una minoría de los propietarios de tierras agrícolas. Incluso cuando tienen derecho a la tierra, sus parcelas suelen ser más pequeñas y de menor calidad que las que pertenecen a los hombres.

Para explorar el potencial de los derechos de tenencia de las mujeres en tierras de propiedad colectiva, WRI estudió cinco comunidades en cinco países donde las mujeres tienen una tenencia de la tierra sólida y segura: dos grupos forestales comunitarios en Camerún y Nepal; dos comunidades indígenas en Indonesia y México; y una comunidad pastoral en Jordania.

El estudio encontró que cuando los derechos de tenencia de la tierra de las mujeres son legal y socialmente reconocidos y seguros, las mujeres y sus comunidades obtienen importantes beneficios económicos, sociales y ambientales.

Mujeres de la aldea de Gajah Bertalut en la provincia de Riau, Indonesia, se reúnen en el salón comunitario. La estructura cultural matriarcal de la aldea otorga a las mujeres derechos sobre la tierra, el cual proporcionan beneficios económicos a corto y largo plazo. Foto de WRI Indonesia

¿Por qué son importantes los derechos colectivos a la tierra de las mujeres?

1. Los derechos colectivos a la tierra de las mujeres brindan seguridad económica a los hogares y las comunidades

Cuando las mujeres tienen acceso y derechos a la tierra, los beneficios económicos se extienden a sus hogares y comunidades. Las investigaciones muestran que, en comparación con los hombres, las mujeres aportan una mayor proporción de sus ingresos agrícolas y de la tierra a su hogar que los hombres, lo que mejora la seguridad alimentaria y la salud y educación de los infantes como resultado.

Muestra de ello es una comunidad matriarcal en la provincia de Riau, en Indonesia. La comunidad de Gajah Bertalut practica un sistema de herencia matrilineal y residencia matrilocal. Las mujeres son las principales titulares de los derechos de las tierras ancestrales de la comunidad, y el marido se traslada a la aldea de su esposa al contraer matrimonio. Esta estructura cultural otorga a las mujeres un papel central en la gestión de las finanzas del hogar, quienes a su vez otorgan beneficios económicos a largo plazo a sus familias. Por ejemplo, las mujeres locales informaron que destinan una parte sustancial de los ingresos de la tierra a la alimentación y la educación de sus hijos.

Las mujeres también proporcionan ingresos familiares suplementarios fuera de temporada o durante las temporadas bajas de cosecha del caucho, la principal fuente de ingresos de la comunidad. Los derechos al bosque comunal permiten a las mujeres utilizar libremente sus diversos conocimientos sobre productos forestales no maderables, incluidas palmas y hierbas como ratán, resinas, frutos silvestres y plantas medicinales, para crear escobas, conservas y remedios tradicionales para vender en los mercados locales.

Mujeres de la aldea de Gajah Bertalut en Riau, Indonesia, regresan de cosechar plantas y frutas del bosque comunitario. Los derechos al bosque comunal les permiten a estas mujeres crear y vender productos elaborados con recursos forestales. Foto de WRI Indonesia

Los beneficios económicos a corto y largo plazo de la tenencia de la tierra por parte de las mujeres repercuten en comunidades enteras.

En el Grupo de Usuarios de Bosques Comunitarios de Banpale en Gandhaki Pradesh, Nepal, una comunidad prosperó porque los derechos individuales de las mujeres al bosque comunal son obligatorios. El acceso de las mujeres al bosque les permitió formar una pequeña empresa que recolecta, procesa y vende ciruelas. Hoy en día, mujeres y hombres dirigen juntos la empresa comunitaria, que es la principal fuente de ingresos para toda la comunidad. Además, una parte de las ganancias financia proyectos comunitarios, como mejoras escolares, construcción de carreteras e instalación de tuberías de agua en los hogares.

2. Garantizar los derechos a la tierra empodera a las mujeres socialmente

Plantación de Gnetum en un bosque comunitario en Camerún. El reconocimiento formal de los derechos de las mujeres en un bosque comunitario en la provincia litoral de Camerún empodera a las mujeres y fomenta una mayor colaboración comunitaria. Foto de Ollivier Girard para CIFOR

Tener derechos de tenencia de la tierra seguros aumentan el poder de negociación de las mujeres y les permiten participar en la toma de decisiones a nivel comunitario. Contar con una voz dentro de la gobernanza comunitaria permite que sus conocimientos e ideas se incluyan en la toma de decisiones, lo cual mejora la calidad de las decisiones y empodera a las mujeres.

En Camerún, el reconocimiento formal de los derechos de las mujeres en los bosques comunitarios y el requisito de su membresía en la asociación forestal comunitaria permitió a las mujeres del bosque comunitario de Boomabong y Pouth-Ndjock acceder a éste y participar en la toma de decisiones. Anteriormente, las mujeres sólo tenían derechos de acceso a los bosques que fueran propiedad de sus esposos y no participaban en el manejo forestal comunal; la reclasificación del bosque como bosque comunitario les permitió ser titulares de derechos en la tenencia conjunta de tierras y participar en el manejo forestal.

La asociación forestal comunitaria inclusiva también fomentó una mayor cooperación comunitaria. Hombres y mujeres trabajan juntos para sembrar cultivos en tierras forestales comunales, y un comité ejecutivo de ocho miembros, de los cuales cinco son mujeres, supervisa las ventas de las cosechas. Las mujeres constituyen el 40% de la asociación de miembros de los bosques comunitarios, y votan sobre cómo se asignarán los ingresos de la cosecha a los proyectos comunitarios y cómo se distribuirán los fondos restantes entre los hogares. Como resultado, las mujeres influyen en cuáles serán los tipos de proyectos comunitarios a priorizar, como la instalación de paneles solares y sistemas de agua potable en los hogares.

Los derechos individuales de tenencia de la tierra para las mujeres también proporcionan una importante red de seguridad social para los hogares encabezados por ellas, particularmente las madres solteras y las viudas. Los hogares encabezados por mujeres corren un riesgo extremo de caer en la pobreza dentro de las comunidades rurales, sobre todo cuando los derechos sobre la tierra están en manos de los hombres de manera habitual. La pertenencia a la comunidad proporciona a las mujeres de La Trinidad Ixtlán, en la región de la Sierra Norte de México, derechos a largo plazo sobre tierras agrícolas comunales, lo que les permite sembrar cultivos para su familia incluso si cambia su estado civil.

Mujeres de una comunidad mexicana se toman un descanso mientras trabajan en su bosque comunitario, en 2019. Cuando las mujeres tienen derechos seguros sobre la tierra tienen mayores incentivos para proteger su tierra e invertir en su sostenibilidad. Foto de UZACHI

3. Los derechos colectivos a la tierra de las mujeres producen beneficios ambientales y aumentan la resiliencia de la comunidad

Cuando las mujeres y sus comunidades poseen derechos sobre la tierra seguros, tienen mayores incentivos para proteger la tierra e invertir en su sostenibilidad. Por ejemplo, los derechos sobre la tierra en Jordania y Nepal ayudan a las mujeres a proteger y restablecer la biodiversidad local.

En Jordania, un proyecto financiado por donantes ayuda a una comunidad de pastores a restaurar pastizales severamente degradados mediante la recuperación del hima, un sistema tradicional de gestión de la tierra que permite que la tierra se regenere manteniendo ciertas áreas intactas durante un período de tiempo. Habitualmente, las mujeres de la comunidad de Bani-Hashem fueron excluidas de la gestión de pastizales, pero, debido a los requisitos de los donantes, las mujeres recibieron derechos sobre pastizales y el 40% de los puestos administrativos dentro del comité de gestión.

Con estos nuevos derechos, las mujeres, que son las principales responsables del pastoreo del ganado, aplicaron su conocimiento de primera mano de los pastizales en el manejo del hima, y ayudaron a restaurar la vegetación terrestre a los niveles de 1990. Después de un año de restauración y protección, la comunidad tuvo un aumento en la biomasa, incluida la restauración de 36 especies autóctonas en el pastizal. Esta nueva vegetación natural mejoró la capacidad de pastoreo y permitió a las mujeres iniciar un negocio de té de hierbas, con lo que introdujeron una nueva fuente de ingresos para los hogares y la comunidad.

El éxito del negocio dirigido por mujeres en Banpale Community Forest en Nepal inspiró a los residentes a plantar más árboles en el bosque comunitario y en las tierras familiares. Más plantaciones de árboles y un mejor manejo forestal colectivo por parte de mujeres y hombres mejoraron la cobertura forestal y permitieron que los bosques comunitarios se recuperaran.

El proyecto también inspiró a las mujeres y otros miembros de la comunidad a participar activamente en capacitaciones sobre silvicultura sostenible y adaptación al clima, como las de manejo de incendios forestales, conservación del agua, prevención de deslizamientos de tierra y erosión del suelo, mapeo de la biodiversidad y estrategias para evitar conflictos entre humanos y vida silvestre. Se tiene planeado diversificar aún más el negocio mediante la reintroducción al bosque de especies nativas como el cardamomo y la retama.

Las mujeres son agentes de cambio

Asegurar los derechos colectivos a la tierra de las mujeres sienta las bases para cambios socioeconómicos y ambientales significativos que beneficien no sólo a las mujeres, sino también a sus familias y comunidades. Las mujeres han demostrado ser agentes de cambio, que generan una visión de prosperidad compartida, paz y oportunidades para todos.