Ahora más que nunca necesitamos un océano saludable para proveer servicios ecosistémicos y beneficios cruciales para un futuro sostenible

Las industrias oceánicas representan por lo menos 3.5% del PIB global, un valor que se duplicará para 2030, según las predicciones de la OCDE. Asimismo, más de 3 mil millones de personas dependen del océano para su sustento y más de 350 millones de empleos en todo el mundo están ligados al océano.

Sin embargo, la pandemia del COVID-19 representa una amenaza para la economía oceánica. La productividad y el rendimiento en los sectores de turismo, transporte marítimo y pesquería han disminuido, con pérdidas de empleo agudas. Muchos de los trabajadores en los sectores oceánicos reciben salarios bajos y son mujeres, por lo que los impactos sociales son considerables. Además, la deuda de la economía oceánica va en aumento y los pequeños negocios luchan por mantenerse a flote. Por si fuera poco, se prevé que la presión para revertir las políticas ambientales probablemente aumentará, lo cual pondrá en riesgo la recuperación del sector a largo plazo.

Pese a lo anterior, la pandemia no ha cambiado la severidad de las amenazas a las cuales se enfrenta el océano, aunque en algunos casos sí la ha intensificado. Desde antes de la pandemia, el cambio climático, la sobrepesca, la contaminación y la pérdida de biodiversidad impactan la habilidad del océano de proveer medios de subsistencia. Ahora más que nunca necesitamos un océano saludable para proveer servicios ecosistémicos y beneficios que son cruciales para un futuro sostenible.

La buena noticia es que existen soluciones que podrían ayudar al océano e impulsar la economía simultáneamente. Una economía oceánica sostenible – enfocada en la protección efectiva, la producción sostenible y la prosperidad equitativa – debería estar al centro de los planes para una reconstrucción mejorada tras la pandemia de la enfermedad COVID-19.

Un nuevo análisis comisionado por el Panel de Alto Nivel para una Economía Oceánica Sostenible (Panel de Océanos) muestra que cada dólar invertido en soluciones oceánicas sostenibles produce al menos cinco dólares de ganancias.

Específicamente, invertir entre 2 billones y 3.7 billones de dólares a nivel global en cuatro áreas clave – la conservación y restauración de manglares, el escalamiento de la producción de energía eólica marina, la descarbonización del transporte marítimo y el aumento en la producción de proteínas oceánicas sostenibles – podría generar entre 10.3 billones y 26.5 billones de dólares en ganancias totales del 2020 al 2050.

Lo anterior representa una tasa de rentabilidad de entre 400% y 615%, si se calcula el beneficio neto entre 8.2 billones y 22.8 billones de dólares a lo largo de 20 años. Pero las ganancias no serían solamente financieras. También habría beneficios ambientales, sociales y de salud para las economías locales, las comunidades, los negocios y los hogares.

A continuación presentamos las cuatro inversiones sostenibles basadas en el océano que harían esto posible.

1. Conservación y restauración de manglares

Cada dólar invertido en la conservación y restauración de los manglares genera un rendimiento económico de 3 dólares. Además, la conservación de los manglares existentes produce mayores beneficios (88:1) que la restauración de los manglares degradados (2:1). Si bien ambas acciones valen la pena, está claro que la conservación de los manglares en el presente resulta más atractiva que su restauración en el futuro.

Los beneficios cuantificados incluyen un aumento en la productividad de las pesquerías, los daños evitados a propiedades a causa de tormentas y la absorción de carbono. Los beneficios no cuantificados incluyen la regulación de agua, la reducción de la erosión costera, el aumento de la biodiversidad y mayores ingresos para el turismo.

Las comunidades que dependen de los bosques de manglares para su supervivencia y sus medios de subsistencia serían los más beneficiados. Por ejemplo, los impactos del reciente Ciclón Amphan podrían haber sido más severos si no fuera por los Sundarbans, uno de los bosques de manglares más grandes en el mundo, el cual absorbió la peor parte del ciclón.

Es momento de aumentar las medidas de protección para la conservación de estos ecosistemas e incentivar su restauración, por ejemplo, mediante el pago de servicios ambientales.

2. Aumentar la producción de energías eólicas marinas

Cada dólar invertido en la producción de energías eólicas marinas genera un rendimiento económico estimado de entre 2 y 17 dólares, dependiendo del costo de producción y trasmisión de energía y de los tipos de generación de energía que serían desplazados. Los beneficios incluyen la diminución del riesgo de muertes prematuras por una mala calidad del aire y la reducción del riesgo de sufrir daños por el cambio climático y la escasez de agua.

Un análisis cualitativo mostró que una mayor instalación de granjas eólicas y la subsecuente generación de empleos en las comunidades locales tendrían impactos positivos y negativos en la biodiversidad oceánica. Por ejemplo, la granja eólica North Hoyle, en el Reino Unido, que provee de energía a alrededor de 40 mil hogares por año, prevendrá la liberación de más de 160,000 toneladas de dióxido de carbono a la atmósfera a lo largo de la vida útil del proyecto, y dará empleo de manera permanente a más de 900 trabajadores. La Coalición de Acción de Energías Renovables del Océano recientemente anunció su visión para producir 1.4 Terawatts (TW) de energía eólica marina para el 2050 para descarbonizar y estimular las economías a la luz del COVID-19.

Políticas tales como la planificación espacial marina serán claves para garantizar que se aprovechen los beneficios que otorgan las tecnologías eólicas marinas, y para que a su vez se mitiguen los riesgos ambientales que corren los hábitats y las especies marinas.

3. Descarbonizar el transporte marítimo internacional

Se estima que cada dólar invertido en la descarbonización del transporte marítimo internacional genera un rendimiento de entre 2 y 5 dólares. Lograr las cero emisiones netas para 2050 en el sector requiere de una inversión significativa, pero es clave para poder disfrutar de importantes beneficios a la salud tales como una reducción en la mortalidad y el asma infantil.

A pesar de que esta es una labor novedosa, resulta alentador que países como Noruega ya la incorporaron a su plan de recuperación económica, pues el país se comprometió a construir nuevas flotas con tecnologías cero emisiones como hidrógeno y baterías, lo cual a su vez creará empleos.

De manera adicional, la Coalición “Getting to Zero” del Foro Marítimo Global sigue comprometida con la descarbonización de al menos el 50% del transporte marítimo para 2050. La estrategia de cero emisiones de la Norwegian Shipowner Association y las metas similares de la Alianza Pacific Blue Shipping muestran un apoyo colectivo.

4. Aumentar la producción de alimentos sostenibles

Se estima que cada dólar invertido en el aumento de la producción de proteína sostenible proveniente del océano produce 10 dólares en ganancias económicas. Es posible satisfacer la creciente demanda para que la proteína oceánica provea con una dieta saludable a 9 mil 700 millones de personas para 2050 – en reemplazo de un porcentaje de las fuentes de proteínas terrestres, altas en emisiones contaminantes – mediante reformas a la pesca y un aumento en la acuacultura sostenible.

Ambas medidas podrán proveer amplios beneficios como una mejor salud de los consumidores, mayores ingresos para los pescadores, la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, una reducción de los conflictos relacionados con la tierra y un menor uso del agua. El escalamiento sostenible de la acuacultura será también clave para lograr las metas globales de seguridad alimentaria para proveer con la nutrición esencial a los países de bajos y medianos ingresos.

A nivel mundial, alrededor de 300 millones de empleos de tiempo completo podrían perderse como consecuencia de la pandemia, y casi 450 millones de compañías están en riesgo de sufrir alteraciones seria. Se ha proyectado que el PIB de casi todos los países disminuirá en 2020.

Las inversiones oceánicas sostenibles podrían ayudar a generar empleos e impulsar la recuperación económica a corto plazo. Aún cuando este artículo evalúa los beneficios netos totales a lo largo de 30 años, muchos de los beneficios podrían empezar a generarse dentro de 10 años.

Por ejemplo, si las medidas de manejo de pesquerías son implementadas en el presente, las pesquerías podrían recuperarse y aumentar sus ingresos en 10 años. De manera similar, las reservas marinas podrían dar un impulso a las ganancias provenientes del turismo y de las pesquerías en áreas adyacentes. De hecho, el rendimiento de estas actividades podría compensar los costos en tan solo 5 años. Lo mismo aplica para el desarrollo de energías oceánicas renovables.

En 2014, los países de la Unión Europea instalaron 7.5 Gigawatts de capacidad de energía eólica fuera de costa. En cinco años, el empleo en la energía eólica fuera de costa se triplicó, lo que equivale a aproximadamente 75 mil trabajadores de tiempo completo. Adicionalmente, el crecimiento en el sector desencadenó inversiones privadas de gran escala para la manufactura de turbinas eólicas para la construcción de una cadena de suministro compleja a lo largo del continente, lo que generó más empleos.

Estas inversiones podrían ir más allá de la recuperación económica para construir resiliencia a largo plazo ante futuros embates y ayudar al cumplimiento de metas sostenibles. Las opciones oceánicas de mitigación al cambio climático podrían reducir la brecha de emisiones (la diferencia entre las emisiones esperadas y los niveles consistentes con la limitación del aumento de la temperatura global a 1.5 °C) hasta en un 21% para 2050.

Adicionalmente, estos beneficios incluyen diversas dimensiones del desarrollo sostenible – social, salud, económica y ambiental – importantes para el bienestar de la sociedad y para cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU.

Dada la amplia gama de beneficios que generan, las inversiones oceánicas son ahora más relevantes que nunca. No podemos reducir la ambición. La extraordinaria naturaleza global de la crisis por COVID-19 nos lleva a trabajar juntos para lograr el futuro sostenible e inclusivo que visualizamos.