Este texto fue originalmente publicado en inglés en este enlace.

Los bosques de todo el mundo juegan un papel importante en frenar o contribuir al cambio climático. Los bosques sanos secuestran más carbono atmosférico del que emiten y actúan como sumideros de carbono, mientras que las áreas degradadas y deforestadas liberan carbono almacenado y son una fuente de carbono.

Si bien a nivel mundial los bosques son un sumidero neto de carbono, a nivel local hay grandes variaciones. Nuestro análisis muestra que, entre 2001 y 2021, los bosques administrados por pueblos indígenas en el Amazonas fueron importantes sumideros netos de carbono, al eliminar colectivamente cada año 340 millones de toneladas netas de dióxido de carbono (CO2) de la atmósfera, el equivalente a las emisiones anuales de combustibles fósiles de Reino Unido.

En contraste, los bosques que se encontraban fuera de las tierras indígenas de la Amazonía constituyeron colectivamente una fuente de carbono debido a una significativa pérdida forestal. La investigación subraya la necesidad de ayudar a los pueblos indígenas y otras comunidades locales a salvaguardar sus hogares en los bosques y preservar algunos de los sumideros de carbono restantes de la Amazonía.

Flujo de carbono: cómo los bosques fungen como sumideros —o fuentes — de carbono

Los bosques del mundo, que cubren alrededor del 30% de la superficie terrestre del planeta, absorbieron un aproximado de 7 mil 200 millones de toneladas de CO2 más por año de las que emitieron entre 2001 y 2021, cerca del doble del carbono que emitieron. Sin embargo, la deforestación, la degradación y otras alteraciones ya convirtieron a algunos de los bosques más icónicos del mundo en fuentes de carbono, y amenazan con hacer lo mismo con otros bosques.

El Amazonas, el bosque tropical más grande del mundo, aún es un sumidero neto de carbono, pero está al borde de convertirse en una fuente neta de carbono. La Amazonía Sudoriental ya emite más carbono del que secuestra. Durante los últimos 40-50 años, se ha perdido aproximadamente el 17% de los bosques amazónicos, de los cuales más de las cuatro quintas partes se convirtieron en tierras agrícolas, principalmente pastizales.

Los científicos estiman que llegar a un 20% de deforestación de la Amazonía la haría rebasar un punto de inflexión, lo que desencadenaría un decaimiento a gran escala que liberaría más de 90 mil millones de toneladas de CO2 a la atmósfera (aproximadamente 2.5 veces más que las emisiones mundiales anuales de combustibles fósiles), transformaría el bosque en una sabana y alteraría las lluvias en América del Sur.

Los pueblos indígenas son poderosos protectores de los bosques

Para los pueblos indígenas y otras comunidades, su tierra es una fuente primaria de alimentos, medicinas, leña y materiales de construcción, así como de empleo, ingresos, bienestar, seguridad, cultura y espiritualidad. La tierra comunitaria es también una base para la identidad social, el estatus y las relaciones políticas.

Un creciente cuerpo de investigación muestra que las tierras administradas por pueblos indígenas, tanto a través de títulos legales como de propiedad informal y consuetudinaria, tienen tasas de deforestación más bajas que tierras similares administradas por otros usuarios del bosque. Las tierras legalmente poseídas o con títulos de propiedad de los pueblos indígenas exhiben tasas de deforestación aún más bajas que las tierras indígenas sin título, lo que subraya la importancia de la seguridad de la tenencia para la gestión sostenible de la tierra.

Además, la investigación muestra que las tierras en manos de los pueblos indígenas y otras comunidades (muchas de las cuales están cubiertas de bosques) son almacenes ricos en carbono, y una parte significativa se mantiene sólo bajo acuerdos de tenencia consuetudinaria, en los que la tierra no está legalmente reconocida como perteneciente a las comunidades o el gobierno no les ha otorgado títulos de propiedad.

Sin embargo, hasta ahora no se ha explorado en profundidad hasta qué punto estos bosques son sumideros o fuentes de carbono.

Esto es lo que muestra nuestro análisis:

Los bosques indígenas de la Amazonía son en gran medida sumideros de carbono, pero hay variaciones a nivel local

Alrededor de 1.5 millones de indígenas de 385 grupos étnicos residen en la biorregión del Amazonas, que incluye partes de Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Guayana Francesa, Guyana, Perú, Surinam y Venezuela. Los pueblos indígenas poseen alrededor del 29% de la biorregión, de la que casi la mitad está en Brasil. Dado que los bosques representan más del 80% de la biorregión, estas tierras de manejo colectivo —en adelante, “bosques indígenas”— son vitales para detener la pérdida de bosques.

Nuestro análisis de emisiones y remociones de carbono muestra que los bosques indígenas en los nueve países amazónicos fueron sumideros netos de carbono entre 2001 y 2021, y que emitieron colectivamente un promedio de 120 millones de toneladas de CO2e por año y eliminaron 460 millones de toneladas de CO2 al año, lo que los convierte en un sumidero de 340 millones de toneladas de CO2e anuales. Sin embargo, las magnitudes relativas de las emisiones y de las remociones —los flujos de carbono— variaron mucho entre países.

Las magnitudes relativas de emisiones y remociones pueden considerarse un indicador de cuán "seguro" es un sumidero de carbono. Una mayor proporción significa que las emisiones deben aumentar más, o las remociones deben disminuir más, para convertir el área en una fuente neta de carbono.

Por ejemplo, los bosques indígenas de Bolivia y Perú tenían emisiones más altas en relación con las remociones (y, por lo tanto, estaban más cerca de convertirse en fuentes de carbono) que los bosques indígenas de Brasil, que removieron aproximadamente 4 veces más carbono del que emitieron.

Fuera de las tierras indígenas, la selva amazónica es una fuente neta de carbono

Los bosques de la biorregión amazónica fuera de las tierras indígenas fueron colectivamente una fuente neta de carbono entre 2001 y 2021. Estos bosques emitieron mil 300 millones de toneladas de CO2e al año debido a la pérdida de bosques y eliminaron alrededor de mil millones de toneladas de CO2 al año, lo que los convierte en una fuente neta de aproximadamente 270 millones de toneladas de CO2e anuales, equivalente a las emisiones anuales de combustibles fósiles de Francia.

La pérdida de bosques en Brasil, que comprende las tres cuartas partes de la pérdida regional total, es el factor determinante. La pérdida de bosques fuera de las tierras indígenas en la Amazonía brasileña fue una fuente de carbono tan importante que contrarrestó los efectos de los otros países amazónicos, que eran pequeños sumideros de carbono o fuentes de carbono. En Brasil, los bosques fuera de las tierras indígenas se están perdiendo rápidamente debido a la agricultura comercial y la ganadería, las industrias extractivas, la infraestructura y otros desarrollos.

Los bosques indígenas producen muchas menos emisiones que otros bosques

Si bien los países amazónicos con un área mayor de bosques indígenas naturalmente tenían mayores flujos de carbono, el flujo anual de carbono por hectárea, o la densidad del flujo de carbono, varió poco entre los bosques indígenas maduros y relativamente estables de los países. De 2001 a 2021, la densidad del flujo de carbono osciló entre un sumidero neto de aproximadamente 0.78 toneladas de CO2e/ha/año en la Amazonía boliviana a 2.0 toneladas de CO2e/ha/año en la Amazonía colombiana.

Sin embargo, fuera de las tierras indígenas, la densidad neta del flujo de carbono anual varió considerablemente, desde los bosques de la Amazonía brasileña que emiten 1.4 toneladas de CO2e/ha/año hasta los bosques de la Guayana Francesa que remueven 2.0 toneladas de CO2e/ha/año. Esto refleja las diferencias entre los países amazónicos en cuanto a la cantidad de bosque fuera de las tierras indígenas que se está degradando y perdiendo.

La contribución de los bosques indígenas a la mitigación del cambio climático proviene principalmente de sus emisiones más bajas en comparación con los bosques fuera de las tierras indígenas, no de remociones más eficientes. Nuestro análisis muestra que las emisiones de carbono por hectárea de bosque dentro de las tierras indígenas fueron mucho más bajas que fuera de las tierras indígenas (0.60 toneladas de CO2e/ha/año dentro y 3.2 toneladas de CO2e/ha/año fuera, respectivamente), mientras que los bosques indígenas capturaron casi tanto carbono por hectárea de bosque como los bosques fuera de las tierras indígenas (2.2 toneladas de CO2/ha/año dentro y 2.5 toneladas de CO2/ha/año fuera).

Dado que la pérdida de bosques impulsa las emisiones de carbono, este hallazgo muestra que el enfoque de la mitigación del cambio climático relacionado con los bosques en las tierras indígenas debe ser mantener bajas las emisiones mediante la protección de los bosques existentes.

Otras tierras comunitarias también son importantes sumideros de carbono

Los flujos de carbono en los bosques indígenas amazónicos no son los únicos que tienen la capacidad de frenar el cambio climático. Si bien la mayoría de las comunidades de la Amazonía se identifican como indígenas, muchas comunidades afrodescendientes —descendientes de africanos esclavizados— también poseen y administran la tierra de manera colectiva.

Nuestro análisis de los bosques afrodescendientes en Brasil encontró que alrededor del 90% fueron sumideros netos de carbono entre 2001 y 2021. Las remociones fueron aproximadamente del doble de las emisiones (3.5 millones de toneladas de CO2/año frente a 1.6 millones de toneladas de CO2e/año), y sus sumideros netos por hectárea fueron comparables a los de los bosques indígenas en Brasil (1.6 toneladas de CO2e/ha/año en los bosques afrodescendientes frente a 1.7 toneladas de CO2e/ha/año en los bosques indígenas).

Además, nuestro análisis de los flujos de carbono en los bosques indígenas de México y Filipinas, así como en los bosques comunitarios de México (comunidades campesinas que no se identifican como indígenas, pero que poseen y administran la tierra de manera colectiva) muestra que muchas comunidades en todo el mundo ayudan a combatir el cambio climático a través del manejo forestal. Los bosques de propiedad colectiva en México y Filipinas fueron sumideros netos de carbono, al secuestrar 70 millones de toneladas de CO2/año más de lo que emitieron entre 2001 y 2021, comparable a las emisiones de combustibles fósiles de Rumania. Sus sumideros netos por hectárea también estaban a la par con los sumideros netos por hectárea de los bosques indígenas y afrodescendientes amazónicos.

Sin embargo, a diferencia del Amazonas, los bosques fuera de las tierras colectivas en México y Filipinas también eran sumideros de carbono.

Los bosques indígenas de la Amazonía están bajo amenaza

Entre 2001 y 2021, aproximadamente el 94% del área de bosques indígenas en la biorregión amazónica fue un sumidero neto, que va desde alrededor del 99% de los bosques indígenas en Venezuela hasta alrededor del 76% en Bolivia. El 6% restante del área de bosques indígenas constituyó una fuente neta de carbono, responsable del 42% de las emisiones de los bosques indígenas en la Amazonía.

Este porcentaje, sin embargo, varió según el país. En Colombia, por ejemplo, el 2% de los bosques indígenas fueron responsables del 21% de sus emisiones, y en Surinam, el 11% de los bosques indígenas fueron responsables de la mitad de sus emisiones. Si bien muchos bosques indígenas en la Amazonía están amenazados, este hallazgo sugiere que el carbono en algunos bosques indígenas está bajo una presión mucho mayor que en otros.

Y aunque muchas comunidades indígenas han protegido con éxito sus bosques del desarrollo y otras presiones, las amenazas van en aumento. A medida que se intensifica la competencia por la tierra, las disputas por la tierra entre los pueblos indígenas y los actores externos, especialmente los gobiernos y las empresas, se vuelven más comunes y peligrosas. Un número cada vez mayor de indígenas en la Amazonía y en otros lugares son actualmente hostigados, arrestados y asesinados por sus esfuerzos para proteger su tierra. América Latina se clasifica constantemente como la región con la mayor cantidad de asesinatos de personas defensoras de la tierra y del medio ambiente.

Cómo proteger los bosques indígenas y el carbono que contienen

A medida que más bosques se pierden o tienen un cambio en su uso, los bosques indígenas y comunitarios destacan como sumideros de carbono estables que deben protegerse.

Algunas de las estrategias más apremiantes para proteger a los bosques indígenas incluyen:

  • Reconocer a las tierras comunitarias en las estrategias climáticas: los bosques comunitarios pueden desempeñar un papel importante en ayudar a los países a cumplir con sus compromisos internacionales de acción climática. En Brasil, Colombia, Perú y México, por ejemplo, los bosques indígenas secuestran emisiones equivalentes a un promedio del 30% de las promesas nacionales de reducción de emisiones de sus países, conocidas como Contribuciones Nacionalmente Determinadas (NDC, por sus siglas en inglés). La comunidad climática, incluidos los negociadores internacionales, los encargados de formular políticas nacionales, los donantes y los líderes de la sociedad civil, deben reconocer las contribuciones en términos de mitigación de los bosques comunitarios. Los países boscosos con grandes áreas de tierras comunitarias deberían convertirlas en un componente central de sus estrategias de acción climática.
  • Asegurar y proteger las tierras comunitarias: Asegurar las tierras comunitarias es una inversión de bajo costo y alto beneficio y una medida rentable de mitigación de carbono en comparación con otros enfoques de captura y almacenamiento de carbono. Los gobiernos deberían apoyar a las comunidades en sus esfuerzos por proteger y gestionar de forma sostenible sus tierras. Dicha asistencia podría incluir ayuda para monitorear las tierras colectivas, detener y llevar ante la justicia a intrusos que realicen actividades ilegales, fortalecer a las organizaciones comunitarias y proteger a los defensores de las tierras comunitarias y del medio ambiente. Los gobiernos también deben establecer procedimientos accesibles y transparentes para registrar tierras comunitarias en un catastro gubernamental y documentarlo con un certificado o título de propiedad.
  • Aumentar la financiación a las comunidades: La asistencia oficial para el desarrollo (AOD) no brinda suficiente apoyo a las comunidades para sus contribuciones a la mitigación del cambio climático. De 2011 a 2020, los donantes de fundaciones privadas, multilaterales y bilaterales desembolsaron alrededor de 2 mil 700 millones de dólares para proyectos que respaldan la gestión forestal comunitaria en países tropicales, menos del 1% de la AOD para el cambio climático y menos del 5% de la AOD para la protección del medio ambiente en general. Si los bosques comunitarios se degradaran o perdieran, grandes reservas de carbono se liberarían a la atmósfera y las tierras ya no podrían secuestrar la misma cantidad de carbono. Los gobiernos y los donantes deberían canalizar más recursos financieros a las comunidades y sus organizaciones, reconociendo que son algunos de los mejores protectores de bosques del mundo.

Se puede hacer mucho para proteger a los bosques y a las comunidades que los llaman su hogar. Lo que está en juego no es sólo el destino del carbono, sino también la vida y el estilo de vida de las personas.