La responsabilidad es de los gobiernos nacionales, estatales y locales, pero también del sector privado y la sociedad civil, asegura el autor

Estos as está teniendo lugar en Katowice, Polonia, la vigésima cuarta reunión de la Conferencia de las Partes (COP24) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC). Las negociaciones se han enfocado en resolver temas procedimentales, y en avanzar algunas discusiones técnicas relacionadas con la operacionalización del Acuerdo de París; por lo tanto, no se esperan grandes anuncios o decisiones políticas.

Ante la baja expectativa que se ha tenido incluso antes de su inicio, el interés mediático y la participación de organizaciones no gubernamentales y del sector privado, ha sido relativamente baja. Además, la sede, y por tanto la presidencia de la Conferencia, recayeron este año en Polonia, país que, a pesar de ser por tercera ocasión anfitrión de la COP, históricamente ha sido un actor con poco liderazgo en temas climáticos.

Con todo, en las últimas semanas aumentó un poco el interés público, luego de la aprobación del nuevo reporte especial del Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC), donde se evalúan las posibles rutas para limitar el calentamiento global a 1.5 grados Celsius, en lugar de los 2 grados que se acordaron en París, y se señala la gran diferencia que ello haría en cuanto a reducción de impactos. Se ha hecho repetidamente referencia a este reporte, y con él como argumento, un llamado a aumentar la ambición de los acuerdos y los compromisos nacionales, y a acelerar el paso. Estos llamados han venido particularmente de los delegados de los pequeños Estados insulares, y de los países menos desarrollados y más vulnerables, quienes siempre han empujado por una meta de calentamiento más ambiciosa que la que tenemos ahora.

Tres temas críticos

En cuanto a la agenda de las negociaciones, ésta se ha centrado en tres temas críticos, que podrían ser los elementos de una Decisión de la COP, que es el documento que compila los acuerdos, y con el que usualmente concluye cada Conferencia.

1.     El primer tema es el financiamiento. Se programó un diálogo ministerial sobre este asunto, para analizar qué tanto se ha avanzado, y ver si es factible hacer nuevos compromisos, por ejemplo para darle oxígeno al Fondo Verde Climático (GCF), que ha sido duramente cuestionado en fechas recientes. Sin apoyos financieros suficientes, será difícil que los países en desarrollo se comprometan a incrementar sus Contribuciones Nacionalmente Determinadas (NDC, por sus siglas en inglés) de reducción de emisiones. El hecho de que este año, que toca la evaluación financiera bianual, se hayan contabilizado cerca de 70 mil millones de dólares de financiamiento climático (sin incluir a Estados Unidos), puede crear un ambiente propicio. En este tema, y en cuanto a asegurar fondeo para el GCF, Alemania y Suiza parecen optimistas, mientras que Francia y Reino Unido han mostrado algunas reservas, pues no están satisfechos con el manejo del fondo.

2.     El segundo tema tiene que ver con las reglas de implementación del Acuerdo de París. Los asuntos s críticos son los relacionados con la transparencia y la flexibilidad, dentro de lo que se conoce en la jerga de la negociación como el marco de transparencia. Ya se han acordado mecanismos de monitoreo, reporte y verificación, y de apoyo para la revisión de las NDC, pero está por definirse cómo se operarán, y qué tanta flexibilidad tendrán los países en desarrollo para reportar o contabilizar el cumplimiento de sus contribuciones.

3.     Finalmente, y posiblemente siendo el más importante, está el tema de la ambición. No está claro si los países estarán dispuestos a comprometerse a revisar sus NDC para asumir compromisos mayores, y comunicarlos para 2020. En la PreCOP de hace unas semanas, no se logró un consenso sobre este tema. Hace tres años, en el Acuerdo de París se hizo una invitación para que esto se hiciera, pero algunos países, incluido México, pidieron formalmente que ello se vuelva una obligación que se plasme en una Decisión de la COP. México es, por cierto, miembro fundador de la Coalición por una alta ambición, que agrupa actualmente a más de 100 países, y promueve que se alineen las metas de reducción de emisiones para lograr un máximo de 1.5 grados Celsius de calentamiento global.

Es posible que al concluir en Katowice, el Diálogo de Talanoa (que durante un o reunió a actores de todos los ámbitos para evaluar el progreso, asegurar el cumplimiento de las metas, y neutralizar las emisiones en el largo plazo), también se haga un llamado a la acción, que podría incluir recomendaciones muy específicas para la descarbonización de los principales sectores productivos.

La expectativa sobre México

En esta COP hay gran interés por escuchar a los delegados mexicanos, para saber cuál es la visión del nuevo gobierno en cuanto a temas climáticos. Hasta ahora hay señales positivas ya que, al menos en el discurso, se ha reiterado que se honrarán los compromisos asumidos por México en su legislación nacional y en los acuerdos internacionales para enfrentar el cambio climático, reconocido como el mayor desafío ambiental de nuestro planeta.

A fin de cuentas, esta COP está resultando más importante de lo que se esperaba. Los sucesos recientes en Francia, que tienen lugar en paralelo a la Conferencia, han traído a la mesa la preocupación de asegurar que la transición que demanda el combate al cambio climático, considere con mayor rigor los temas de justicia social y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

En el caso de México, hay muchos argumentos que demuestran que la reducción de emisiones puede contribuir a lograr ventajas competitivas, mayor eficiencia en el uso de recursos, autosuficiencia energética, empleos de calidad, desarrollo regional y disminución de la pobreza, preocupaciones legítimas de la sociedad. La buena noticia es ésa, que es posible lograr una “transición justa”, para emplear los términos en boga entre los negociadores.

Es importante insistir en que, tal como lo deja ver el nuevo reporte del IPCC, para lograr esta transformación y las metas establecidas, la responsabilidad no debe recaer únicamente en los gobiernos nacionales; será fundamental la participación de los gobiernos estatales y locales, pero también la del sector privado y la de todos los actores de la sociedad.

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