La temperatura a nivel global va en incremento y hay que limitarla. El último reporte del IPPC señala que el planeta ya alcanzó los 1.1 grados de calentamiento con respecto a los niveles preindustriales, y que debemos limitar el calentamiento a 1.5 grados y llegar a las cero emisiones netas de CO2 para 2050 para evitar consecuencias catastróficas. No hacerlo, explica, aumenta el riesgo de pérdida de biodiversidad, de padecer sequias, incendios, calor extremo, y de experimentar una subida del nivel del mar e inundaciones. Por cada décima de grado de aumento el riesgo se duplica o triplica, y las pérdidas serán también humanas y económicas: habrá serios impactos en la seguridad hídrica y alimenticia de las comunidades más vulnerables, por ejemplo.

En América Latina, el 80% de la población vive en áreas urbanas que ya padecen los efectos negativos del cambio climático, especialmente por eventos de calor extremo, estrés hídrico y contaminación del aire. Las zonas urbanas consumen 2/3 de la energía mundial, que se genera por fuentes fósiles y, por lo tanto, son grandes contribuyentes al cambio climático. De hecho, ciudades generan el 70% de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) globales.

Si bien las ciudades son grandes contribuyentes al cambio climático, también representan la oportunidad para la acción. El 60% población a nivel mundial vivirá en ciudades en 2030, y los mayores efectos climáticos se harán sentir en asentamientos irregulares propiciados por una expansión urbana sin planeación. Además, gran parte de la desigualdad proviene de un modelo urbano que limita el acceso de la población a las oportunidades de desarrollo de la ciudad.

Es necesaria una transformación urbana que nos permita transitar hacia la descarbonización, que nos haga resilientes al cambio climático, y que a su vez garantice el acceso de la población a las oportunidades económicas y servicios urbanos básicos.

Para lograr esto, se propone transitar a un modelo 3C+E: compacto, conectado, coordinado y equitativo. Este modelo consiste en ocupar densamente el territorio, y es recomendado por los especialistas del cambio climático por favorecer un uso más eficiente de la infraestructura y de los equipamientos, y por ofrecer una vía para reducir las emisiones de GEI y la justicia social climática.

La descarbonización en México mediante transformaciones urbanas

En México y el resto de América Latina, el 80% de la población vive en áreas urbanas, y las ciudades ya padecen los efectos negativos del cambio climático, como eventos de calor extremo, estrés hídrico y contaminación del aire.

México y la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM) se encuentran en un estado vulnerable. En el rango del puntaje de riesgo multisectorial, cuya puntuación debe ser >4.0, México se ubica en un nivel de riesgo medio alto, con algunas comunidades que se encuentran en mayor riesgo por las condiciones de pobreza.

La preparación se mide considerando la capacidad económica, social y de gobernanza de un país para aprovechar las inversiones para las acciones de adaptación. La vulnerabilidad se mide considerando los sectores que sustentan la vida: alimentos, agua, salud, servicios ecosistémicos, hábitat humano e infraestructura.

En el nivel de preparación y vulnerabilidad, México está por debajo del promedio en relación con otros países. Si bien sus vulnerabilidades actuales son manejables, una mejor preparación lo ayudarían a adaptarse mejor a los desafíos futuros.

Con la finalidad de dar una respuesta a esta necesidad, el proyecto Coaliciones Urbanas Transformadoras (TUC, por sus siglas en inglés), busca mitigar el cambio climático, incrementar la resiliencia y reducir las desigualdades.

El proyecto, que cuenta con el financiamiento de la Iniciativa Climática Internacional (IKI) del Ministerio de Ambiente, Conservación y Seguridad Nuclear (BMU) del Gobierno Federal Alemán, se divide en dos fases, cada una con una duración de tres años, y tiene una fecha de término en 2026. Promueve nuevos modelos de gobernanza y el fortalecimiento de capacidades locales para generar iniciativas orientadas a la descarbonización en cinco ciudades de México (Naucalpan y León), Brasil (Recife y Teresina) y Argentina (Buenos Aires) que permitan mitigar el cambio climático.

Para avanzar en este objetivo, se conformaron en estas ciudades Laboratorios Urbanos, que son espacios en los que diferentes actores gubernamentales, ciudadanos, académicos y del sector privado, entre otros, colaboran para desarrollar soluciones a desafíos urbanos complejos mediante la búsqueda de consensos, diagnósticos colaborativos y actividades demostrativas.

La Universidad de las Naciones Unidas - Instituto para el Medio Ambiente y la Seguridad Humana (UNU-EHS), el World Resources Institute (WRI), el Instituto Internacional para el Medio Ambiente y el Desarrollo (IIED) y el Instituto Alemán de Desarrollo / Deutsches Institut für Entwicklungspolitik (DIE), integran el consorcio encargado de la implementación del proyecto.

Colabora TUC con Naucalpan y León

Para su implementación en México, el proyecto TUC eligió a los municipios de Naucalpan, en el Estado de México, y León, en Guanajuato, pues son ciudades que ya enfrentan los efectos negativos derivados del cambio climático al tiempo que existen oportunidades claras de transformación que permitan implementar soluciones hacia la descarbonización.

Naucalpan hace parte de la ZMVM, su cercanía con la CDMX y conectividad lo convierten en un subcentro económico metropolitano. La ciudad cuenta con equipamientos culturales y educativos relevantes, sin embargo, enfrenta retos apremiantes derivados del modelo urbano disperso. El 87% de la flota vehicular en la entidad es motorizada, el 43% de las viviendas en Naucalpan tienen acceso a automóvil propio, y el 46% de los viajes se realizan en transporte público y el 35%, caminando.

Si bien el municipio cuenta con instrumentos normativos para hacer frente al cambio climático -entre ellos el Programa de Acción Climática 2013-2023 (Pacmuna), que integra los posibles impactos del cambio climático en Naucalpan; un Índice de Riesgo Urbano frente al Cambio Climático, que advierte que Naucalpan tiene una amplia distribución del riesgo y que las necesidades tienen que ver con la provisión de equipamientos de salud y educación, y un Inventario de Emisiones- fue en el año 2019 cuando se realizó una misión de evaluación por parte de los socios del consorcio implementador de TUC y representantes de IKI en el municipio de Naucalpan para definir su participación en el proyecto. Como resultado de dicha misión se confirmó la voluntad política y el apoyo al proyecto tanto del gobierno municipal como del estatal.

Segundo laboratorio realizado en Naucalpan, en junio.

Mediante la firma de un convenio de colaboración, las autoridades de Naucalpan y WRI México formalizaron los términos del trabajo conjunto que se desarrolla en esta localidad. El convenio de colaboración, que se firmó a principios de junio, compromete a las partes a promover una visión compartida por distintos sectores sociales para promover la descarbonización, la reducción de emisiones contaminantes en general y la incorporación de soluciones basadas en la naturaleza en la ciudad, así como el rescate de cuerpos de agua y rehabilitación de sus riberas, la recuperación de espacio público, y la implementación de la movilidad activa en el polígono que se determine.

Considerado el tercer municipio más habitado del País, León, Guanajuato es el epicentro económico del bajío mexicano, y destaca por su potencial de innovación. La ciudad también enfrenta los efectos del cambio climático y los impactos de un modelo urbano disperso: el 64% de la flota vehicular es automóvil particular; el 56% de las viviendas tienen acceso a un automóvil propio, y el 32% a una bicicleta. El 36% de los viajes se realizan caminando, 33% en auto particular, y 41% en un tiempo de hasta 15 minutos. En cuanto a impactos climáticos, el municipio se enfrenta a un mayor riesgo a sufrir temperaturas extremas y lo que ello conlleva –como islas de calor, incendios-, una tendencia a la desecación y a padecer inundaciones, precipitación extrema y ciclones, así como cambios en ciclos estacionales.

Entre los instrumentos locales con los que cuenta para hacer frente al cambio climático se encuentran el Programa Municipal de Cambio Climático 2021, elaborado por el Centro Mario Molina; el Programa Municipal de Desarrollo Urbano y Ordenamiento Ecológico y Territorial 2020 (PMDUOET); Plan Municipal de Desarrollo 2045; el Programa de Gobierno 2021-2024; el Atlas de riesgos Municipal (2018-actualización 2021); el Índice de Biodiversidad Urbana 2020; y el Manual para la Gestión de la Infraestructura Verde 2020.

Primer laboratorio realizado en León, en mayo.

Laboratorios Urbanos: construyen una visión compartida con la participación de distintos sectores de la sociedad

Con el objetivo principal de acordar una visión compartida por distintos sectores y la definición de una zona de trabajo con un enfoque de reducción de emisiones y de equidad, el proyecto Coaliciones Urbanas Transformadoras impulsó en Naucalpan y León la integración de Laboratorios Urbanos.

En mayo, autoridades estatales y municipales, representantes de organizaciones de la sociedad civil, miembros de la academia y del sector privado local se integraron a los Laboratorios Urbanos en estas dos ciudades.

Con un enfoque de gobernanza participativa, los laboratorios permitirán el desarrollo de estrategias para abordar desafíos locales en el desarrollo urbano, la desigualdad y la reducción de emisiones de carbono.

En una primera fase se busca que los Laboratorios Urbanos contribuyan a la toma de decisiones, la definición de una visión común, y la realización de experimentos que ayuden a probar qué pasaría si se llegan a acuerdos sobre acciones orientados a generar transformaciones de sostenibilidad local con un enfoque específico.

En la primera sesión de los laboratorios se desarrolló una agenda orientada a generar confianza entre las y los participantes, crear un sentimiento de pertenencia e inspiración en torno al proyecto de transformación urbana, compartir un diagnóstico general con espacio de proyección para aliados expertos especializados, y definir las reglas y los compromisos para los Laboratorios Urbanos, que sesionarán al menos en cinco ocasiones más durante lo que resta de 2022.

Se presentaron los resultados de la encuesta aplicada por la Universidad de las Naciones Unidas - Instituto para el Medio Ambiente y la Seguridad Humana (UNU-EHS) entre los miembros de los laboratorios de los tres países donde se lleva a cabo el proyecto para conocer su percepción sobre el cambio climático, los factores que impiden la acción climática local y algunas primeras aproximaciones a propuestas de solución y la forma en que el proyecto puede contribuir con estas.

Durante los trabajos se expusieron casos de éxito mundial en la operación de laboratorios urbanos, y se presentó el plan y la metodología de trabajo general del proyecto.