Un tercio de todos los alimentos producidos a nivel mundial (si los medimos por el peso) se pierde o se desperdicia en su paso de la granja a la mesa, es decir, más de mil millones de toneladas. Medido en calorías, esto quiere decir que 24% del suministro de alimentos del mundo no se consume. Al mismo tiempo, 1 de cada 10 personas en todo el mundo padece desnutrición.

Esta escala de pérdida y desperdicio de alimentos impacta no sólo a la salud y nutrición humana, sino también a las economías y al medio ambiente. Los alimentos desperdiciados tienen un costo financiero importante, ya que le cuestan a la economía mundial más de 1 billón de dólares cada año. También exacerba el cambio climático, pues representa aproximadamente entre el 8% y el 10% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero (GEI). Y si las tendencias actuales persisten, la pérdida y el desperdicio de alimentos se duplicarán para 2050.

En el presente blog profundizamos en el alcance de este desafío y los beneficios globales de reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos, así como en las soluciones a nivel individual, local y nacional.

¿Qué ocasiona la pérdida y el desperdicio de alimentos?

Si bien la pérdida y el desperdicio de alimentos a menudo se mencionan juntos, estos términos abarcan diferentes problemas en el sistema alimentario. La pérdida de alimentos se refiere a la pérdida que se produce en o cerca de la granja y en la cadena de suministro, por ejemplo, durante la cosecha, el almacenamiento o el transporte. El desperdicio de alimentos, en tanto, se produce a nivel minorista, en la hostelería y en los hogares.

La pérdida y el desperdicio de alimentos son causados por una amplia gama de problemas, que abarca desde desafíos tecnológicos hasta el comportamiento de los consumidores. Algunos impulsores comunes de la pérdida de alimentos incluyen:

  • Tecnología inadecuada: Una infraestructura deficiente, como carreteras que se inundan o que son difíciles de transitar constantemente, puede impedir que los alimentos lleguen de la granja a la mesa. La falta de almacenamiento en frío es otra problemática importante para garantizar que los alimentos lleguen frescos a los mercados. Las personas que se dedican a la agricultura también pueden tener problemas con equipos inadecuados, como maquinaria vieja o ineficiente que dificulta la cosecha completa de un cultivo.
  • Envasado subóptimo: La forma en que se envasan los alimentos puede marcar una gran diferencia en el tiempo que son seguros para ser consumidos. Muchas personas están justamente preocupadas por los impactos ambientales del empaque excesivo, pero es importante recordar que un empaquetado correcto puede ayudar a que los alimentos se mantengan frescos por más tiempo, reduciendo así el deterioro y las emisiones de metano asociadas que resultan del desperdicio de alimentos. Un hecho subestimado es que el impacto ambiental de los alimentos desperdiciados es mayor que el de los residuos de envases. Por lo tanto, si bien es importante limitar este desperdicio, también lo es usar el empaque correcto para reducir el deterioro de los alimentos.

Algunas razones comunes para el desperdicio de alimentos incluyen:

  • Gestión deficiente de los alimentos: los ejemplos incluyen habilidades y conocimientos insuficientes entre el personal que prepara los alimentos, lo que puede generar desperdicios innecesarios durante la cocción, y requisitos de adquisición inflexibles, como que minoristas sólo almacenen productos que se vean perfectos o que no acepten el exceso de oferta de una persona agricultora. El desperdicio de alimentos también puede ocurrir cuando personas minoristas y proveedoras de alimentos no pronostican ni planifican adecuadamente la demanda para satisfacer la oferta (o viceversa).
  • Comportamiento de quienes consumen: los hogares representan la mayor parte de los alimentos desperdiciados a nivel de consumidores y minoristas. Esto a menudo se debe a la falta de conciencia sobre la magnitud del problema y la educación insuficiente sobre cómo usar y almacenar alimentos en el hogar de manera adecuada. El desperdicio de alimentos también se deriva de las normas y actitudes que dicen que desperdiciar alimentos es normal, así como las preocupaciones sobre los posibles riesgos de comer alimentos después de su fecha límite de compra y de su fecha de caducidad.

Solía opinarse que el desperdicio de alimentos, que ocurre a nivel de las personas consumidoras, tendía a ser más un problema de los países de ingresos altos, mientras que la pérdida de alimentos, que puede surgir de problemas en la agricultura y las cadenas de suministro, ocurría más en los países de ingreso medio. Pero investigaciones recientes han demostrado que esto no es cierto.

El trabajo del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente muestra que el desperdicio de alimentos ocurre aproximadamente al mismo nivel en los países de ingresos medios que en los países de ingresos altos. Los datos de buena calidad aún son limitados, pero hay una cantidad razonable de información para respaldar esta conclusión. De manera similar, un trabajo reciente del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) concluyó que la pérdida de alimentos en las granjas es un problema en los países de ingresos altos, así como en los países de ingresos medios y bajos. Estos estudios recientes muestran que ambos temas deben abordarse a escala global.

Los beneficios globales de reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU incluyen un llamado a reducir a la mitad el desperdicio de alimentos y reducir las pérdidas de alimentos para 2030 por una buena razón. Hacerlo genera beneficios para las economías, las empresas y los consumidores, la salud humana y el medio ambiente.

Mejora de la nutrición y la seguridad alimentaria mundiales

La reducción de la pérdida y el desperdicio de alimentos puede desempeñar un papel importante en el suministro de una dieta saludable y nutritiva a una población mundial en crecimiento. No sólo un tercio (por volumen) de todos los alimentos producidos no se consumen, sino que los alimentos perecederos con mayor valor nutricional, como frutas y verduras, son particularmente susceptibles a caducar o desperdiciarse: cada año, más del 40% del peso de los productos en todo el mundo no se consume o se desperdicia. Asegurar que una mayor parte del suministro mundial de alimentos se utilice para alimentar a las personas, en lugar de perecer o terminar en vertederos, es una estrategia importante para abordar el hambre en un mundo donde cientos de millones aún enfrentan desnutrición.

Reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero

Project Drawdown nombra a la reducción de la pérdida y el desperdicio de alimentos como la mejor estrategia para reducir las emisiones y luchar contra la crisis climática. Debido a que hasta el 10% de las emisiones globales son el resultado de la pérdida y el desperdicio de alimentos, simplemente no es posible lograr el objetivo del Acuerdo de París de mantenerse dentro de los 1.5°C y los 2°C de calentamiento global sin abordar este problema.

Las emisiones de la pérdida y el desperdicio de alimentos son el resultado de la energía y los insumos utilizados para producir alimentos que finalmente no se consumen, así como el metano que se emite cuando los alimentos se pudren en los campos o vertederos. Aunque tiene una vida más corta que el dióxido de carbono, el metano es un gas de efecto invernadero especialmente potente con más de 80 veces el poder de calentamiento del CO2. Al reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos, evitamos las emisiones de calentamiento del planeta asociadas.

Mejorar los sistemas alimentarios existentes también ayudará al mundo a alimentar a más personas sin expandir las áreas cultivadas. La expansión agrícola es uno de los principales impulsores de las emisiones de gases de efecto invernadero y, a menudo, da como resultado la deforestación, que libera dióxido de carbono almacenado y reduce la capacidad de almacenamiento de carbono de la tierra. Además, aumentar la eficiencia de la producción de alimentos podría potencialmente liberar tierras agrícolas para la reforestación, una forma importante de remover el carbono de la atmósfera.

Los desechos de alimentos ensucian el suelo en un mercado. Reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos puede ayudar a reducir las emisiones asociadas con el cultivo de alimentos que finalmente no se comen. Foto de Lucas Ninno/iStock

WRI ha identificado el alivio de las presiones del uso de la tierra, a través de esfuerzos como la reducción de la necesidad de producir más alimentos para compensar la pérdida y el desperdicio, como una estrategia clave para abordar la escasez global de tierras.

Ahorro financiero para empresas y consumidores y mayor seguridad financiera para los agricultores

Reducir el desperdicio de alimentos de las personas consumidoras incluso entre un 20% y un 25% para 2030 podría ahorrarle al mundo entre 120 mil millones y 300 mil millones de dólares por año. Estos ahorros se presentan tanto a nivel individual como sistémico; al desperdiciar menos, los hogares pueden reducir su gasto total en alimentos. Eliminar el desperdicio evitable de alimentos le ahorraría a la familia promedio en el Reino Unido más de 870 dólares cada año, mientras que, en los Estados Unidos, la familia promedio ahorraría aproximadamente mil 800.

Reducir las pérdidas de alimentos, especialmente las pérdidas posteriores a la cosecha, incluidos los alimentos que se cultivan pero nunca llegan al mercado, también mejorará los ingresos de quienes se dedican a la agricultura.

Sin los recursos para comprar equipos actualizados, muchas personas agricultoras deben depender de métodos más manuales o de equipos viejos y averiados que limitan sus potenciales rendimientos. Los préstamos y la financiación específicos pueden ayudarles a comprar mejores equipos, lo que les permite cosechar más cultivos y de mejor calidad en un período más corto. Los ahorros provenientes de una mayor eficiencia pueden conducir entonces a mayores ingresos. Además, muchas de estas personas son mujeres que se beneficiarían especialmente del acceso a la financiación y a nuevos equipos; la reducción de las pérdidas de alimentos podría posicionarlas mejor para alimentar, educar y cuidar a sus familias.

Cómo reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos a nivel sistémico

Debido a que la pérdida y el desperdicio de alimentos ocurren en cada etapa de la cadena de suministro, todas las partes involucradas tienen un papel vital que desempeñar para abordar este problema.

Hogares

Los hogares pueden reducir el desperdicio de alimentos centrándose en las compras inteligentes y el almacenamiento de alimentos. Algunas estrategias incluyen escribir una lista de compras, planificar comidas para que cuando vayas de compras sepas qué y cuánto necesitas, entender la diferencia entre las etiquetas de fecha de empaquetado y caducidad, asegurarte de que tu nevera esté configurada a la temperatura óptima, comprender la mejor manera de almacenar diferentes alimentos y aprovechar al máximo tu congelador para preservar las sobras.

Restaurantes

Los restaurantes pueden reducir el desperdicio de alimentos al monitorear y administrar el uso y los pedidos de alimentos. Las estrategias incluyen medir el desperdicio de alimentos en la cocina para comprender qué alimentos se desperdician y diseñar una solución, involucrar al personal para que comprenda la importancia de minimizar el desperdicio, evitar porciones de gran tamaño y centrarse en un menú más pequeño para poder planificar mejor el pedido de suministros.

En septiembre de 2022, Ingka Group, el minorista más grande de IKEA, se convirtió en la primera gran empresa del mundo en reducir el desperdicio de alimentos a la mitad, y lo hizo en todos sus restaurantes IKEA en 32 mercados. Dichos ahorros también pueden generar beneficios financieros para los restaurantes, ya que el restaurante promedio examinado en un estudio de Champions 12.3 ahorra 7 dólares por cada dólar invertido en programas para combatir el desperdicio de alimentos.

Minoristas

Las personas comerciantes pueden reducir el desperdicio de alimentos al mejorar las prácticas de almacenamiento y manipulación de alimentos. Las estrategias incluyen medir las cantidades y los tipos de alimentos que se desperdician para identificar los puntos críticos que se pueden reducir; capacitar al personal en manejo de temperatura, manejo de productos y rotación de existencias; aceptar productos de aspecto menos que perfecto; y educar a la clientela sobre una mejor gestión de los alimentos, por ejemplo, cómo planificar las comidas y comprender las etiquetas de fechas, y consejos para la manipulación segura de los alimentos en el hogar.

Muchas personas comerciantes en el Reino Unido ahora incluyen consejos de almacenamiento en los paquetes de alimentos (como "consérvese en refrigeración") y dan a la clientela tarjetas de menú con ideas para cocinar los productos o alimentos que compran. Algunos también eliminan las etiquetas de fecha de caducidad de las frutas y verduras, lo que puede ayudar a los consumidores a evitar tirar alimentos que todavía son perfectamente comestibles. Los negocios les dicen explícitamente a la clientela que estas medidas están destinadas a reducir el desperdicio y alientan a las personas a hacer uso de sus sentidos para saber si los alimentos aún son comestibles.

Personas que producen alimentos

Quienes se dedican a la agricultura, ganadería y la pesca pueden reducir las pérdidas de alimentos al mejorar las prácticas agrícolas; por ejemplo, asegurándose de que los productos se cosechen en la madurez adecuada y mediante la utilización equipos de cosecha apropiados para maximizar el rendimiento y minimizar el daño a los cultivos. También pueden mejorar sus habilidades o usar herramientas para programar mejor la recolección, incluido el acceso a mejores datos sobre el clima a través de nuevas aplicaciones como Mausam (publicada por el Ministerio de Ciencias de la Tierra de la India). Y pueden involucrar a la clientela (por ejemplo, a las personas comerciantes) para comunicar las implicaciones de los cambios en los pedidos.

Distribuidoras de alimentos

Las instalaciones de empaque, almacenamiento y distribución pueden reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos al reexaminar la manipulación, el almacenamiento y el transporte para garantizar la adopción de las mejores prácticas y reducir los daños. También pueden echar mano de intervenciones tecnológicas para optimizar el transporte de alimentos y trabajar con la clientela para proporcionarles herramientas de planificación y tecnologías de manipulación y almacenamiento que les ayuden a reducir las pérdidas.

Por ejemplo, se utilizan códigos de barras para rastrear el viaje de transporte de los alimentos, de modo que las gerencias puedan saber dónde ha estado un producto, durante cuánto tiempo y en qué temperaturas y condiciones. Esto permite a minoristas etiquetar y manipular los alimentos con mayor precisión para maximizar la vida útil, al mismo tiempo que proporciona trazabilidad en caso de una retirada del mercado.

Procesadoras y fabricantes

Las procesadoras y fabricantes pueden reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos al implementar soluciones técnicas en la cadena de suministro. Las estrategias incluyen mejorar la capacitación para reducir el mal funcionamiento técnico y los errores durante el procesamiento, rediseñar los procesos de producción y el diseño del producto para reducir el desperdicio, usar tamaños y empaques de productos que reduzcan el desperdicio por parte de los consumidores y estandarizar las etiquetas de fecha para reducir la confusión.

Gobiernos y personas formuladoras de políticas

Los gobiernos y quienes se dedican al diseño de políticas pueden reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos a través de programas educativos, políticas e incentivos financieros que apoyen una producción y distribución de alimentos más eficientes. Por ejemplo, pueden integrar la concientización sobre la pérdida de alimentos, la asistencia técnica y la ayuda financiera en los servicios de extensión agrícola y los programas de subsidios para las personas agricultoras.

Los gobiernos también pueden promover políticas para prevenir prácticas comerciales desleales (como cancelaciones de pedidos de última hora y cambios unilaterales o retroactivos en los contratos); eliminar las barreras a la redistribución de alimentos a través de políticas como limitaciones de responsabilidad y exenciones fiscales, que facilitan que las proveedoras donen alimentos seguros pero no vendidos a organizaciones benéficas o a quienes los necesitan; y apoyar políticas para estandarizar las prácticas de etiquetado de fecha de caducidad de los alimentos para reducir la confusión sobre la seguridad y calidad del producto y mejorar la comprensión del consumidor sobre el significado de las etiquetas. Finalmente, los gobiernos pueden hacer que la medición y el reporte de la pérdida y el desperdicio de alimentos por parte de las grandes empresas sean obligatorios para facilitar la evaluación comparativa, la transparencia y el aprendizaje.