Este proyecto en Eskisehir fue uno de los cinco finalistas del primer Premio Ross para Ciudades, un concurso global para iniciativas ejemplares

Muchas ciudades buscan construirse un nuevo futuro después del declive de las industrias manufactureras tradicionales. Desde el American Rust Belt hasta el corazón industrial de Europa, los alcaldes se esfuerzan por revitalizar y reinventar las ciudades, mientras buscan remediar la contaminación dejada por las industrias del pasado.

Esta es la situación que Yılmaz Büyükerşen enfrentó en 1999 como el nuevo alcalde electo de Eskişehir, la onceava ciudad más grande de Turquía. “A medida que la población y la industria crecían, la contaminación la hacía imposible de vivir”, recuerda Büyükerşen.

Mucho después de su apogeo como una estación del ferrocarril que iba de Berlín a Bagdad, Eskişehir se ahogó en la congestión del tráfico y los lodos tóxicos. Su principal vía fluvial, el río Porsuk, se convirtió en un vertedero que amenazaba con una crisis de salud pública cada vez que se inundaba. Los residentes de Eskişehir veían pocas perspectivas para un mejor futuro.

Para empeorar las cosas, sólo seis meses después de iniciado el mandato de Büyükerşen, un terremoto de 7.8 grados de magnitud golpeó la región, 37 personas murieron y mucha infraestructura estratégica resultó afectada, incluidos muchos de los puentes de la ciudad.

Fue ante esta crisis que Büyükerşen y una amplia coalición de grupos de la sociedad civil buscaron darle la vuelta al desastre. Tomaron el terremoto como una llamada de atención y dieron inicio a lo que llamaron Proyecto de Desarrollo Urbano de Eskişehir, una serie integrada de inversiones para modernizar el transporte y limpiar el medioambiente. Con el proyecto no sólo reconstruyó la infraestructura de la ciudad, sino que finalmente se reescribió la historia de la ciudad.

Después de un devastador terremoto, el gobierno y la sociedad civil de Eskişehir se embarcaron en un esfuerzo de 25 años para reconstruir y revitalizar la ciudad. Foto de Kyle LaFerriere.Eskişehir es la 11ª ciudad de Turquía y, después de 25 años de esfuerzo de revitalización, un modelo para la sostenibilidad y la inclusión. Foto de Kyle.

Diseñar una ciudad para su gente

La respuesta al terremoto fue mucho más allá de la simple reconstrucción. El alcalde y su equipo, muchos de ellos provenientes de la Universidad Anadolu de Eskişehir, no perdieron el tiempo. Impulsaron a las partes interesadas (académicos, representantes de la industria, la cámara de comercio y defensores de las personas con necesidades especiales de movilidad) para desarrollar proyectos prioritarios de reconstrucción y modernización de la ciudad.

Los camiones y el equipo de construcción fueron imágenes familiares durante los primeros años de la administración de Büyükerşen. El trabajo comenzó con la restauración del río Porsuk: el dragado para eliminar toneladas de lodos y escombros, la mejora de la infraestructura de aguas residuales y la protección contra inundaciones. Luego, el equipo de Büyükerşen se propuso construir una nueva red de transporte público y cerrar partes del centro de la ciudad para uso exclusivo de los peatones.

Inicialmente, no todos los cambios fueron bien recibidos. Los residentes se impacientaron durante la construcción, y los dueños de las tiendas temían que sus negocios se cayeran si los autos no podían ser estacionados en el centro. Sin embargo, la opinión pública cambió rápidamente de parecido.

Menos de dos años después de que comenzara la construcción, se inauguró la primera línea del nuevo sistema de tren ligero de Eskişehir. EsTram conectó destinos públicos clave como hospitales, universidades, parques y teatros. Los ciudadanos acudieron al centro de la ciudad más rápido que nunca utilizando el tranvía, y las empresas vieron más clientes e ingresos. La demanda popular impulsó posteriores extensiones del tranvía y de calles peatonales.

La ciudad también reconstruyó o renovó 24 puentes y reemplazó las aceras en todo el núcleo de la ciudad. Se abrieron nuevos parques a lo largo del río, que incluyen dos grandes espacios públicos, Kentpark y el Parque de Arte, Cultura y Ciencia Sazova, para albergar actividades artísticas y culturales.

Cada proyecto dio prioridad a la accesibilidad de todos, incluidos los usuarios de sillas de ruedas, los ancianos y las familias con carriolas. Los puentes con escaleras fueron reemplazados con puentes con rampas, arqueados, y las estaciones de tranvía fueron acondicionadas con instalaciones facilitaron el acceso.

“Para mí eso significaba libertad”, comenta Emel Kapanoğlu, defensora de las personas con necesidades especiales de movilidad y usuaria de silla de ruedas. “Cuando las áreas públicas están diseñadas para personas con necesidades especiales, está mejor diseñada para todos”.

Durante dos décadas, las soluciones de restauración transformaron el río Porsuk de un volcado tóxico a un destino preciado para la recreación. Foto de KyleDurante dos décadas, las soluciones de restauración transformaron el río Porsuk de un volcado tóxico a un destino preciado para la recreación. Foto de Kyle

Funcional y hermosa

El compromiso de Eskişehir con el conjunto de inversiones interconectadas con infraestructura tanto artificial como natural es notable. La ciudad tomó su inspiración de otras grandes ciudades, incorporando vías fluviales como Venecia y Ámsterdam, grandes parques como Londres y Nueva York, y áreas peatonales y museos como París. Sin embargo, cada iniciativa se ha ajustado a la historia cultural y las necesidades locales de Eskişehir.

“Nuevos cafés, bares y librerías comenzaron a abrir a lo largo del río”, señala Büyükerşen. “El turismo realmente despegó”.

El turismo nacional e internacional aumentó en 430 y 820 por ciento, respectivamente. La economía y el medioambiente de Eskişehir comenzaron a prosperar. Los valores de las propiedades alrededor de las estaciones de tranvía se triplicaron. Los residentes pueden hoy disfrutar de tres veces más espacio verde por persona. Los nuevos controles de inundación y sistemas de alcantarillado mantuvieron al río Porsuk más limpio y con menos probabilidades de inundarse. Pero quizás el cambio más transformador ha sido el de la mentalidad de los residentes.

Fatma Korkmaz, conductora de EsTram, estuvo desempleada después de graduarse de la universidad. “Nací y crecí en Eskişehir y anteriormente, como mujer, no podías acceder a trabajos como estos. Como mujer, no podrías desarrollarte por tu cuenta. Yo era esa mujer insegura, pero luego me convertí en una mujer fuerte. ¿Por qué? Porque tengo un trabajo, gano dinero, viajo, investigo, y aprendo para poder mejorar”.

Reclamar un espacio históricamente dedicado a los automóviles y regresarlo a las personas y la naturaleza ha creado una comunidad más fuerte. “La interacción de las personas, ese ambiente positivo, atrae instantáneamente y te integra a la ciudad”, dice Mustafa Kürşat, estudiante de la Universidad de Anadolu.

A través del Proyecto de Desarrollo Urbano de Eskişehir, la ciudad se transformó en un lugar más inclusivo, que ofrece oportunidades para sus residentes y visitantes. Los urbanistas se inspiraron en otros lugares, es cierto, pero desarrollaron una visión única. Ahora, otras ciudades recurren a Eskişehir en busca de inspiración. En 2014, la ciudad de Bruselas, Bélgica, comenzó un proyecto de arquitectura del paisaje inspirado en la remediación y rehabilitación del río Porsuk. Awaza, en Turkmenistán, también ha mejorado sus puentes como lo hizo Eskişehir.

“Hicimos estas cosas para que la gente de Eskişehir se sienta orgullosa de su ciudad, para hacer que quieran quedarse e incluso para alentar a las personas de otras ciudades a mudarse aquí”, dijo Büyükerşen. “Esto es lo que es una ciudad viva”.

Nuestro serie de blogs Transformaciones Urbanas aborda las historias de los finalistas del primer Premio Ross para Ciudades, un concurso global de proyectos ejemplares que han desatado cambios en diferentes. El ganador de este primer premio, escogido entre casi 200 concursantes de todo el mundo, fue otorgado al Programa de Evaluación y Mejora de la Seguridad Vial en Zonas Escolares (SARSAI, por sus siglas en inglés), un método eficaz, altamente replicable y de alto impacto en cuanto a los traslados que hacen los niños para ir a la escuela en Dar es Salaam, Tanzania, y otras ciudades africanas. Para más información, visita wrirossprize.org.