La NDC actualizada del País es una de las más ambiciosas de América Latina y el Caribe, y lo encaminan a lograr la neutralidad de carbono para 2050.

A medida que el mundo alcanza un punto de inflexión en materia climática con consecuencias irreversibles que afectarán aún más los medios de vida y a las economías, las próximas negociaciones climáticas de la ONU - COP26, que tendrán lugar en Glasgow- ayudarán a revelar cuán comprometidos en resolver esta crisis están los líderes mundiales.

Colombia fue uno de los 71 países que sí presentaron una actualización de sus Contribuciones Nacionalmente Determinadas (NDC, por sus siglas en inglés) al Acuerdo de París antes de la fecha límite de 2020, lo que reforzó su compromiso. Aunque Colombia representa sólo alrededor del 0.4% de las emisiones globales, su NDC es una de las más ambiciosas de América Latina y el Caribe hasta el momento, y está mucho más alineada con el objetivo del país de lograr la neutralidad en las emisiones de carbono para el 2050. Si bien el Gobierno de Colombia aún necesita aclarar algunos detalles de implementación, el anuncio indica que el país abordará las emisiones relacionadas al suelo de gases de efecto invernadero relacionadas con la deforestación y la agricultura, y avanzará con una transición hacia la energía y el transporte limpios.

En la primera NDC que presentó Colombia en 2015, el país se comprometió a reducir las emisiones en toda la economía en un 20% por debajo de las emisiones proyectadas para 2030, y hasta en un 30% si recibe el apoyo financiero internacional adecuado. El objetivo de 2015 está ahora completamente superado por el nuevo compromiso de 2020 de lograr una reducción del 51% en las emisiones en comparación con las proyectadas para 2030. Esta NDC mejorada no sólo allana el camino para beneficios climáticos significativos, sino que también contribuirá a una recuperación económica más rápida e inclusiva tras la devastación provocada por la pandemia de COVID-19.

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Hay tres elementos de la NDC actualizada de Colombia que pueden proporcionar lecciones a otros países en desarrollo y en proceso de mejorar sus NDC de 2015.

1. Objetivos de suelo y de transporte más sólidos

Acción climática basada en el uso del suelo: el 58% de las emisiones de gases de efecto invernadero de Colombia provienen de la agricultura, los bosques y otros usos de la tierra, lo que hace que el sector del suelo sea fundamental para lograr su nuevo objetivo de reducción de emisiones del 51%. En 2019, cerca de 160 mil hectáreas de tierra fueron deforestadas en Colombia, pero ahora el país se compromete a alcanzar una deforestación neta cero para 2030.

Colombia se compromete a seguir adelante con los planes para emprender proyectos masivos de reforestación y restauración de paisajes como parte de su NDC. Esto coincide con iniciativas para plantar 180 millones de árboles para el 2022, así como para conservar la selva amazónica y los ecosistemas de páramo. Eso se suma al compromiso del país de proteger y restaurar 1 millón de hectáreas de tierra a través de la Iniciativa 20x20, una alianza latinoamericana que ya apoya varios proyectos en el país. Los esfuerzos de restauración del paisaje en América Latina pueden proporcionar considerables beneficios económicos y sociales a nivel local, como mayores ingresos para el ecoturismo, ganancias en la producción agrícola y evitar costos relacionados a la inseguridad alimentaria.

Además, al crear áreas protegidas adicionales, implementar REDD + (un sistema de pagos para reducir las emisiones de la deforestación y degradación forestal) y utilizar otros mercados internacionales de carbono, Colombia utiliza tanto la aplicación de la ley nacional como la financiación internacional para apoyar a las comunidades locales. Estos compromisos ayudarán a Colombia a lograr una deforestación cero y cumplir con las promesas hechas bajo el Pacto de Leticia, que compromete a las naciones amazónicas a proteger este ecosistema selvático de importancia global.

Promover el transporte limpio: Electrificar el sistema de transporte de carga y pasajeros de Colombia y promover alternativas no motorizadas puede ayudar al país a lograr importantes beneficios económicos y, al mismo tiempo, reducir las emisiones. La nueva NDC explora los esfuerzos para expandir los sistemas de tránsito rápido de autobuses (BRT, por sus siglas en inglés) existentes, electrificar las flotas de autobuses y aumentar el uso de bicicletas. Por ejemplo, el programa de Gestión de la demanda de viajes y transporte activo de Colombia (llamado NAMA TAnDem), que busca aumentar la proporción de viajes realizados en bicicleta por encima del 5% en todas las ciudades colombianas para 2030, es un punto de entrada clave.

Según declaraciones en un evento en noviembre pasado del secretario de Movilidad de Bogotá, Nicolás Estupiñán, la participación de ciclistas en Bogotá ya es de aproximadamente el 13%. Implementada en conjunto con medidas para aumentar el ciclismo debido a la pandemia de COVID-19, la NDC crea una oportunidad perfecta para aumentar la ambición en muchas otras ciudades también. Este cambio estará alineado con el modelo que indica que un aumento significativo en la bicicleta podría ahorrarle al mundo $24 billones de dólares acumulados entre 2015 y 2050, y reducir las emisiones de dióxido de carbono del transporte urbano de pasajeros en casi un 11% para 2050 en comparación con un escenario sin un fuerte énfasis en la bicicleta. Además, tal esfuerzo ayudaría a reducir las 8 mil muertes estimadas por contaminación atmosférica que ocurren en Colombia cada año.

2. Integración de la adaptación al clima en la política de desarrollo

El éxito de un país la consecución de los objetivos de sus NDC puede reforzarse mediante la integración adecuada -o de la transversalización- de las consideraciones sobre el cambio climático en los planes de desarrollo nacionales y locales. Como país en desarrollo, la NDC fortalecida de Colombia da pasos importantes para demostrar coherencia entre las políticas nacionales y los compromisos a largo plazo con el Acuerdo de París y otros objetivos globales.

A través de un modelo técnico más sólido y la participación de las partes interesadas, Colombia ha mejorado los componentes de adaptación climática de su NDC al alinear mejor sus 30 objetivos de NDC específicos del sector con el Marco de Sendai de la ONU para la Reducción del Riesgo de Desastres y los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, a través de los cuales buscan honrar el principio de equidad intergeneracional. Este tipo de alineación de políticas, que integra acciones climáticas en iniciativas de crecimiento verde y desarrollo sostenible, continuará dando forma a los objetivos de neutralidad de carbono a largo plazo del país.

3. Reducción agresiva de la contaminación por carbono negro

El carbono negro, un contaminante climático de corta duración también conocido como hollín, es responsable del deterioro de la calidad del aire y de graves problemas de salud en todo el mundo, incluidas las enfermedades cardiovasculares y respiratorias, y la muerte prematura. El carbono negro también está relacionado con la reducción de los recursos de agua dulce en Colombia. Cuando estas partículas se depositan en los glaciares de los Andes provoca que estos absorban más luz solar y calor, lo que aumenta su derretimiento. En su nueva NDC, Colombia se comprometió a reducir el carbono negro en un 40% en comparación con su nivel de emisiones de 2014. Este compromiso convierte a Colombia en el segundo país del mundo en establecer un objetivo cuantificado de reducción de emisiones de carbono negro en la ronda 2020 de actualizaciones de NDC.

Alinear el portafolio completo de políticas internas de Colombia con sus objetivos climáticos

La nueva versión del NDC de Colombia establece objetivos ambiciosos para lograr reducciones de gases de efecto invernadero. Sin embargo, para lograr su NDC, el país deberá alinear mejor sus objetivos climáticos con políticas nacionales clave.

Desinversiones de combustibles fósiles

Para cumplir con sus compromisos de NDC, Colombia debe abordar cómo reducirá el uso del gas y carbón en la generación eléctrica y la fracturación hidráulica, algo que aún no ha especificado en su NDC. Si bien los avances tecnológicos y la economía favorable ahora respaldan las inversiones en tecnologías de baja emisión, los gobiernos aún deben promulgar políticas para facilitar esta transición. Por ejemplo, Colombia podría considerar políticas para desalentar las inversiones en la industria de combustibles fósiles y prevenir la acumulación de activos que resulten obsoletos por el rápido cambio tecnológico. Un mecanismo para estimular a las empresas a retirar infraestructura de combustibles fósiles en los sectores de generación de energía y refinería respaldaría aún más esta política.

Inversiones en tecnologías de energía limpia

Colombia también podría considerar políticas que promuevan una infraestructura inteligente de transmisión y distribución de energía que respaldaría la generación de energía a partir de recursos renovables variables. Un sistema de electricidad completamente renovable haría un uso adecuado de los recursos hidroeléctricos, solares, eólicos y geotérmicos que son sustanciales, pero a menudo desaprovechados en Colombia. Actualmente, la energía hidroeléctrica satisface la mayor parte de la demanda de electricidad en Colombia (más del 70%). Recursos complementarios como la eólica y la solar, combinados con la capacidad de desarrollar campos geotérmicos, podrían generar electricidad sin carbono y ayudar a Colombia a unirse al exclusivo club de países, como Islandia, Uruguay, Costa Rica y Paraguay, que ya han alcanzado el 100% o casi el 100% de electricidad limpia.

Acción climática en la recuperación del COVID-19

Los gobiernos y entidades del sector privado de todo el mundo movilizan recursos substanciales, actualmente más de 14 billones de dólares, para ayudar a los países a responder al COVID-19 y financiar paquetes de estímulo para recuperarse de la pandemia. Estas inversiones pueden cumplir una doble función tanto para la economía como para el clima. Investigaciones en curso han encontrado que el gasto en una amplia variedad de acciones climáticas, incluida la restauración de bosques y paisajes y la energía renovable, puede generar mayores beneficios económicos y más empleos que las inversiones en combustibles fósiles.

Los paquetes de recuperación de COVID-19 de Colombia podrían alinearse con las acciones climáticas descritas en su nueva NDC y su meta neutralidad en emisiones de carbono para 2050. De lograrlo, enviaría señales claras de políticas a largo plazo y generaría financiamiento adicional para los avances tecnológicos y la acción climática continua necesaria para cumplir con el Acuerdo de París y los objetivos de neutralidad de carbono de Colombia, al tiempo que contribuiría a una recuperación económica más rápida y sólida.

Establecer un ejemplo de ambición en las NDC

Incluso con estas áreas de mayor ambición, Colombia ha presentado una NDC ambiciosa, que aborda la crisis dual del medio ambiente y la economía de una manera que busca mantener los compromisos de equidad, como se prometió en la NDC, y las ambiciones climáticas a largo plazo. Las políticas establecidas en esta NDC pueden transformar las industrias nacionales y poner al país en el camino correcto para desvincular la actividad económica de las emisiones de carbono. A medida que los países continúen presentando NDC mejoradas en 2021, la NDC de Colombia puede establecer el estándar para otras naciones.