• Revela nueva investigación que millones de personas tienen acceso a agua de mala calidad y sólo durante un par de horas al día
  • El documento de trabajo del Centro Ross para Ciudades Sustentables reporta que hogares del sur global pagan hasta una cuarta parte de sus ingresos para recibir abasto
  • La evidencia indica que hay cuatro acciones específicas que pueden mejorar el acceso al agua de las personas en zonas urbanas

Washington, D.C., 13 de agosto de 2019.- Si bien mucha de la atención se ha centrado en la escasez total de agua en ciudades como Chennai y Ciudad del Cabo –también conocido como Día cero– y el impacto que esto tiene a nivel de familias y hogares, el grifo del agua se cierra muchas otras partes y mucho más rápido de lo que creemos.

Gran parte de la población urbana del sur global carece de acceso a agua segura, confiable y asequible para su uso diario, según una nueva investigación del Centro Ross para Ciudades Sustentables. Para estos hogares, cualquier día puede ser el Día cero.

Este documento de trabajo complementa los datos arrojados durante la reciente actualización de las herramientas de la plataforma Aqueduct, del Instituto de Recursos Mundiales, mediante los cuales se descubrió que, para 2030, 45 ciudades más de 3 millones de habitantes podrían experimentar alto estrés hídrico.

Inasequible e irrevocable: repensar el acceso al agua en las urbes del sur global muestra que incluso en algunos lugares donde el estrés hídrico es bajo, el agua no llega a muchos residentes. Algunas ciudades, como Dar es Salaam, en Tanzania, tienen suministros relativamente abundantes, pero muchos de sus residentes luchan para acceder al agua en el día a día.

Para comprender mejor cómo el acceso al agua está afectando a las personas y sus medios de vida, el Centro Ross para Ciudades Sustentables recopiló nuevos datos de 15 ciudades del sur global. Los investigadores encontraron que, en promedio, casi la mitad de todos los hogares carecen de acceso a agua potable, lo que afecta a más de 50 millones de personas.

El acceso es aún más bajo en las ciudades de África subsahariana, donde sólo el 22 por ciento de los hogares recibe agua corriente. El análisis también encontró que, en aquellos hogares que sí tienen acceso, la mayoría recibe un servicio intermitente de agua potable, lo que compromete su calidad y afecta la salud humana. Por ejemplo, en Karachi, Pakistán, y Bangalore, en India, el suministro promedio de agua por tubería fue de tres días a la semana durante menos de tres horas al día.

“Tantas décadas dedicadas a incrementar el rol del sector privado en el suministro de agua no han ayudado a mejorar adecuadamente el acceso, especialmente en las zonas urbanas desatendidas”, señala Diana Mitlin, autora principal del documento, profesora de urbanismo global en la Universidad de Manchester e investigadora de asentamientos humanos en el Instituto Internacional de Medio Ambiente y Desarrollo. “El agua es un derecho humano y un bien social, y las ciudades deben priorizarlo como tal”.

El análisis de WRI muestra que las alternativas al agua corriente, como la adquisición con proveedores privados que transportan agua desde otro lugar, pueden costar hasta el 25 por ciento del ingreso mensual de los hogares, es decir de cinco a ocho veces más el nivel de gasto recomendado por la Organización Mundial de la Salud.

En gran medida, los indicadores globales utilizados para los Objetivos de Desarrollo del Milenio y los Objetivos de Desarrollo Sostenible han subestimado esta crisis del agua urbana, porque no han tomado en cuenta la asequibilidad, la intermitencia y la calidad del agua. UNICEF y la Organización Mundial de la Salud informaron en 2015 que más del 90 por ciento de la población mundial usa mejores fuentes de agua potable. Pero esas “mejores fuentes” abarcan una variedad tan amplia que no reflejan la realidad de las personas y las familias en las ciudades con rápido crecimiento.

Por ejemplo, de las 15 ciudades analizadas en el documento, sólo 3 tienen redes de agua con presión continua. La cuestión de si el agua es asequible tampoco es medida, lo que determina si los hogares pueden acceder y almacenar cantidades suficientes de agua. Si bien se han realizado esfuerzos para aumentar la cobertura de agua, las autoridades públicas han prestado poca atención a los problemas de asequibilidad.

“Las ciudades necesitan repensar cómo abordan el acceso equitativo al agua”, dice Victoria A. Beard, coautora del documento, miembro del Centro Ross para Ciudades Sustentables y profesora de planificación urbana y regional en la Universidad de Cornell. “Muchos países en desarrollo donde los residentes urbanos carecen de acceso a agua segura, confiable y asequible, son los mismos países que han hecho grandes avances para garantizar el acceso universal a la educación primaria. El acceso equitativo al agua requiere de niveles similares de compromiso político. Las soluciones no son de alta tecnología. Sabemos lo que hay que hacer”.

La Organización Mundial de la Salud reporta que invertir en una cobertura universal de agua potable en áreas urbanas costaría 141 mil millones de dólares a lo largo de cinco años. Pero se estima que las pérdidas económicas globales totales derivadas de sistemas de agua y saneamiento inseguros, son al menos 10 veces mayores, de 260 mil millones de dólares por año durante el mismo periodo.

¿Qué pueden hacer las ciudades? La evidencia sugiere que hay cuatro acciones específicas que pueden mejorar el acceso de las personas desatendidas en zonas urbanas:

Extender el sistema municipal de tuberías de agua a todos los hogares o parcelas. El acceso universal al agua entubada requiere que los gobiernos realicen importantes inversiones de capital que el sector privado no ha estado dispuesto a hacer, debido a la falta de confianza en que pueden lograrse ganancias adecuadas

1.- Atender el servicio intermitente de agua para reducir la contaminación. Con una medición precisa y confiable, mejor mantenimiento de la infraestructura (para reducir el desperdicio de agua), acceso a recursos financieros suficientes, y planificación y gestión del agua más sofisticadas, se garantizaría presión constante en todas las redes municipales.

2.- Implementar diversas estrategias para hacer que el agua sea más asequible. Las ciudades chilenas y colombianas han utilizado subsidios de agua dirigidos a hogares de bajos ingresos, por ejemplo. Y Sudáfrica ha implementado una política básica de agua gratuita para proporcionar una cantidad mínima de agua a cada hogar.

3.-Apoyar la mejora participativa e in situ de los asentamientos informales en las ciudades. Mejorar en lugar de desplazar los asentamientos informales ha mejorado el acceso al agua para más hogares que cualquier otro enfoque. La Coalición Asiática para la Acción Comunitaria, por ejemplo, apoya a más de 476 fondos de desarrollo para mejorar los asentamientos informales. Una prioridad para mejorar estos asentamientos es hacer que la infraestructura de agua y saneamiento sea más accesible.

"Si no hacemos cambios, la cantidad de personas que recibe agua intermitente o de baja calidad aumentará en los próximos años, debido a la rápida urbanización y a que habrá mayor escasez de agua debido al cambio climático y a la baja inversión general en infraestructura hidrica”, alerta Ani Dasgupta, director del Centro Ross para Ciudades Sustentables del Instituto de Recursos Mundiales (WRI, por sus siglas en inglés). “Esto tendría enormes costos para las personas y la economía en general. Las ciudades deben tomar medidas ahora para garantizar el acceso de todos los residentes de zonas urbanas, a agua segura y confiable”.

El documento de trabajo es parte del Reporte de Recursos Mundiales, Hacia una ciudad más igualitaria, confomado por una serie de documentos de investigación y estudios de casos que examinan si el acceso equitativo a los servicios e infraestructura urbanos básicos, como vivienda, agua, saneamiento, energía y transporte, conduce a las ciudades a ser económicamente más productivas y ambientalmente sostenibles. Para más información visite citiesforall.org.

WRI es una organización de investigación global que abarca más de 50 países, con oficinas en Estados Unidos, Brasil, China, India, México y más. Nuestros más de 550 expertos y personal trabajan en estrecha colaboración con líderes para convertir las grandes ideas en acciones: establecemos vínculos entre la conservación del medioambiente, las oportunidades económicas y el bienestar humano. Para más información, visite www.wrimexico.org.

El Centro Ross para Ciudades Sustentables del Instituto de Recursos Mundiales (WRI, por sus siglas en inglés) ayuda a crear áreas urbanas accesibles, equitativas, saludables y resilientes para que prosperen las personas, las empresas y el medioambiente, y cataliza soluciones innovadoras en sectores como el agua, las edificaciones, el uso del suelo y la energía. Para más información, visite www.wrirosscities.org.

*Crédito de fotografía: Hassan Hote/Flickr