Los delegados no lograron acordar normas sobre los mercados internacionales de carbono dados los altos riesgos en los vacíos legales

15 de diciembre, Madrid, España.- En las negociaciones de la ONU sobre el clima en Madrid, España (COP25), los países hicieron pocos progresos para resolver las normas pendientes para la implementación del Acuerdo de París, aunque sí enviaron algunas señales para que los países fortelezcan sus compromisos climáticos nacionales el próximo año. Los delegados dejaron varias decisiones importantes sin resolver que deberán ser retomadas en 2020.

A continuación, ofrecemos un mensaje Helen Mountford, vicepresidenta de clima y economía del Instituto de Recursos Mundiales a nivel global (WRI por sus siglas en inglés):

"No hay nada que lo endulce: las negociaciones fueron muy inferiores a lo que se esperaba. En lugar de liderar las iniciativas para lograr más ambiciones, la mayoría de los grandes emisores se quedaron cortos en temas de acción climática o fueron obstructivos. Esto refleja cuán desconectados están muchos líderes nacionales de la urgencia de la ciencia y las demandas de sus ciudadanos. Tendrán que despertar en 2020.

“El espíritu del ‘sí se puede’ que dio origen al Acuerdo de París se siente hoy como un recuerdo lejano, por lo que el año que viene será un momento clave. La decisión final insta a los países a considerar la brecha entre la ambición actual y la ambición que deberíamos alcanzar, y a reflejar esto en los compromisos nacionales que presentarán en 2020. Aunque este llamado debió haber sido más fuerte, es una señal importante que los países deben tener en cuenta.

"A pesar de un año de deliberaciones y de un impulso final en los últimos días, los delegados no pudieron acordar normas sobre los mercados internacionales de carbono. Dados los altos riesgos en los vacíos legales que se discutieron en Madrid, fue mejor retrasar que aceptar normas que hubieran comprometido la integridad del Acuerdo de París.

"Los países desarrollados no ofrecieron garantías suficientes de que movilizarían la financiación necesaria y previsible para que los países vulnerables puedan responder a los efectos del cambio climático. Esto dio lugar a negociaciones tibias sobre la financiación de pérdidas y daños, y sobre cómo evaluar los progresos en la consecución del objetivo de financiar con 100 mil millones de dólares al año para 2020. La puerta seguirá abierta para seguir avanzando en estas cuestiones en el futuro.

"Aunque sí hubo algunas señales importantes de liderazgo. Ochenta países, principalmente los más pequeños y vulnerables, se comprometieron a aumentar su ambición climática en 2020. Y es alentador que algunos de los principales emisores -incluidos la Unión Europea y Canadá- hayan comenzado a avanzar en la dirección correcta.

"Fuera de las salas de negociación, la demanda de acción fue fuerte y clara, donde una ola de jóvenes activistas, líderes de las ciudades, directores generales, inversionistas y muchos interesados más estuvieron deseosos de una transformación global que respondiera a la crisis climática. Cerca de 400 ciudades, más de 780 empresas y 16 inversores, con más de 4 billones de dólares en activos, se han comprometido con objetivos netos para 2050. Pero no podemos retrasar la acción hacia el futuro. Ahora es el momento de que los países den un paso adelante”.