Desde los empleos hasta la educación, la desigualdad en la Ciudad de México es un asunto de accesibilidad
En la Ciudad de México, una persona que vive en uno de los barrios más ricos tiene 28 veces más y mejor acceso a empleos mediante un viaje de 30 minutos en transporte público o caminando, que una persona que vive en las áreas más pobres.
Veintiocho veces, y esto sin analizar el tipo, la calidad de estos trabajos o los ingresos asociados a ellos.

La riqueza, en este caso, es medida por el Índice de marginación urbana del gobierno mexicano, que combina indicadores sociales, económicos, demográficos y de acceso a servicios. El acceso a los empleos es medido por el número total de empleos formales en cada vecindario del Censo Económico de México, y los cálculos de tiempos de viajes son realizados utilizando el trazado de las calles y el mapa del transporte público.
La brusca brecha entre los que tienen y los que no tienen acceso a las oportunidades de la ciudad es evidente desde múltiples enfoques, ya que el mismo patrón existe para otras oportunidades y servicios como la atención médica, el transporte público, la educación básica, media y superior, la comida, la cultura y el esparcimiento.
No es nuevo que los empleos, los servicios y la cultura tienden a agruparse en las ciudades, ni que los más pobres tienden a vivir más lejos de estas oportunidades, y de cómo compuestas entre sí tienen efectos negativos mayores que la suma de sus partes. La ciudad de México no es la única con estas condiciones. Hay variaciones de este patrón en ciudades de todo el mundo, especialmente en las de países con mayor desigualdad social y económica. Este es sólo otra razón para que cualquier persona preocupada por construir ciudades prósperas y productivas redoble esfuerzos para mitigar la desigualdad. El más reciente documento de trabajo de la serie del Reporte de Recursos Mundiales (World Resources Report), Hacia una ciudad más equitativa, explora más a fondo la relación entre accesibilidad y equidad, profundizando en los casos de la Ciudad de México y Johannesburgo. Para saber más sobre las contribuciones de la vivienda a la desigualdad, lea el documento de trabajo de la serie sobre vivienda y desigualdad urbana, y en general, el documento marco de la serie.
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