La calle y el transporte público son espacios donde se cruzan distintos tipos y modalidades de violencia contra las mujeres y niñas, y donde se registran con mayor frecuencia hechos de agresión y hostigamiento sexual, que van desde agresiones verbales, comentarios ofensivos, tocamientos, miradas lascivas, hasta violaciones y feminicidios. Situación que, en conjunto con la percepción de inseguridad de las mujeres en las calles y espacios públicos, hace parte de la espiral de la violencia contra las mujeres de diversos tipos (psicológica, física y sexual) y modalidades (laboral, comunitaria, institucional y feminicida).

Violencia feminicida: Es la forma extrema de violencia de género contra las mujeres, producto de la violación de sus derechos humanos, en los ámbitos público y privado, conformada por el conjunto de conductas misóginas que pueden conllevar impunidad social y del Estado y puede culminar en homicidio y otras formas de muerte violenta de mujeres.

Fuente: Artículo 21 de la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia

La Encuesta sobre la violencia sexual en los transportes y otros espacios públicos de la Ciudad de México señala que, en 2018, la percepción de inseguridad de las mujeres en las calles y espacios públicos era del 69.1%, y en el transporte público del 54.4%. Desde que empezó la pandemia, 6 de cada 10 personas consideran que el acoso sexual en los espacios públicos ha empeorado.

La Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares de 2021 señala que en el ámbito comunitario es donde se presenta la tasa más alta de hechos violentos, con un 45.6% a nivel nacional. Destacan la Ciudad de México, con 60.9%; el Estado de México, con 58.5%, y Querétaro, con el 51.8%.

El gráfico 1 muestra los lugares en los que se experimenta principalmente la violencia. Con un abrumador 64.8% de experiencias en el espacio caminable (calle y parque) y un 19.3% en el transporte público (autobús, metro, taxi y metrobús).

La tasa de demandas ante la violencia vivida por las mujeres en el espacio que transitan en el día a día es muy baja, con un 95.7% de sucesos no demandados y un 42.4% que lo percibió sin importancia. Lo anterior muestra cómo en México está alarmantemente normalizado que se trasgreda la dignidad de las mujeres en los espacios públicos.

El Instituto de Recursos Mundiales México (WRI México, por sus siglas en inglés), se suma a la campaña ¡ÚNETE! Activismo para poner fin a la violencia contra las mujeres y las niñas. Contribuimos a generar propuestas y acciones para prevenir y eliminar la violencia contra las mujeres y las niñas en todas sus formas, principalmente en buscar garantizar su derecho a la ciudad, al buscar acciones enfocada a espacios libres de violencia en el transporte público y los entonos urbanos. Por ello, desde WRI desarrollamos una línea de trabajo desde el enfoque de género e inclusión social no sólo para garantizar un acceso justo al territorio, sino también para abordar la problemática de la violencia contra las mujeres y niñas desde la perspectiva del entorno urbano y la movilidad. Bajo este enfoque, hacemos un llamado a retomar el derecho a ciudades seguras, accesibles y libres de violencias.

Algunas de las acciones que realiza WRI México para transversalizar estos enfoques en los diferentes proyectos que trabaja buscan impulsar la integralidad que demanda abordar la violencia que viven las mujeres y niñas en sus diversos traslados por la ciudad, principalmente el que viven las usuarias del transporte público y transeúntes en los espacios públicos urbanos.

Violencia contra mujeres en el espacio y transporte público

De acuerdo con la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre seguridad Pública de 2022, la percepción de inseguridad de las mujeres en los espacios públicos (como parques o centros recreativos) es del 60.4%; en la calle, del 69.5%, y en el transporte público, del 73.8%. Aunque los hombres son víctimas de la mayoría de los delitos, el 93% de las víctimas de delitos sexuales son mujeres.

La calle es el espacio público esencial para la movilidad urbana, y su diseño determina las condiciones de acceso y aprovechamiento de los equipamientos urbanos y de la ciudad. Se destaca la banqueta para la promoción de la caminata, conectividad hacia y desde el transporte público, y de alojamiento de espacios verdes.

Fuente: Guía de entornos caminables seguros

De acuerdo con la Encuesta de movilidad cotidiana de 2020, el 74% de las mujeres manifestaron sentirse inseguras al utilizar el transporte público, frente al 64% de los hombres. Del total de delitos de hostigamiento y violación sexual cometidos contra mujeres de 18 años o más en 2021, el 32.2% ocurrieron en el transporte público. En la Ciudad de México en 2018, el 96% de las mujeres habían sido víctimas de alguna forma de violencia en el transporte público, donde el 90% de las personas agresoras eran hombres.

Calles y un transporte público seguro y libre de violencias

Desde WRI México, colaboramos con diversos grupos y contrapartes para visibilizar, denunciar, atender y mitigar la violencia contra las mujeres en el entorno urbano y transporte público.

  • En 2016, con el apoyo del Banco Mundial, WRI México realizó un proyecto piloto llamado Hazme el Paro, en el que se generó una campaña preventiva integrada por información de cómo actuar ante situaciones de violencia, capacitación a personas conductoras y una aplicación móvil para reportar hechos vividos o presenciados. Este proyecto permitió incursionar en un tema complejo pero relevante, tanto para personas planeadoras de transporte como para personas usuarias, al dar cuenta de la importancia de las reacciones colectivas y la capacidad de las personas que presencian actos de violencia de denunciar e interrumpir los hechos.
  • Entre 2018 y 2019, el proyecto Estrategias para Reducir la Violencia Basada en Género en los Espacios de Transporte Público en la Ciudad de México creó una metodología de auditoría de espacios públicos con perspectiva de género que incluye una serie de indicadores para medir condiciones de accesibilidad, caminabilidad, comodidad y seguridad, a partir de la observación tanto del espacio construido como de las dinámicas sociales y urbanas de las personas en el territorio. Esta metodología fue piloteada en el Metrobús de la Ciudad de México y, posteriormente, en el proyecto Mapeando Santiago, en República Dominicana. El proyecto demostró que la experiencia de primera mano de las personas transeúntes es esencial para comprender las dinámicas cotidianas del transporte público, y cómo la planeación y diseño urbanos inciden en mitigar la ocurrencia de posibles violencias.
  • La experiencia de personas usuarias y las violencias percibidas y vividas por mujeres fue indagada a mayor profundidad desde una perspectiva interseccional en el proyecto Ciudades del Futuro, que integró a personas con discapacidad, personas adultas mayores e infantes. El proyecto integró la perspectiva social y de género para comprender y mitigar las violencias cotidianas en los espacios públicos y de transporte. Se diseñó la arquitectura institucional del Sistema de Movilidad Integrada de la Ciudad de México, en el que se incorporaron experiencias de mujeres usuarias para justificar la necesidad de un sistema integrado de transporte que permita reducir los costos de viaje, los tiempos de traslado y mejorar las condiciones de desplazamiento de las personas, especialmente de las mujeres usuarias. También se contribuyó con lineamientos de diseño de paraderos de transporte público seguros y accesibles. Las contribuciones de WRI con sus contrapartes han consistido en identificar y visibilizar las desigualdades en la movilidad de las mujeres como reflejo de las estructuras social y urbana subyacentes.
  • Asimismo, la electrificación del transporte ha sido un escenario de innovación en la adopción de miradas incluyentes y sensibles al género, tanto para las personas usuarias como para las personas operadoras y trabajadoras en los servicios de transporte público, al proponer soluciones para las violencias estructurales y cotidianas que enfrentan las mujeres en el acceso a la ciudad y la empleabilidad en el sector transporte. Desde 2019, WRI México trabaja con ciudades de México y Colombia con el apoyo de UKPACT para acelerar la adopción de flotas eléctricas en transporte público. Los principales aprendizajes de cómo abordar este tipo de proyectos se consolidaron en la Guía de Electrificación del Transporte Público en América Latina con una Perspectiva de Género e Inclusión Social, elaborada por WRI México y Clean Energy Works, que brinda elementos teóricos y prácticos para estructurar el ciclo de un proyecto de electrificación del transporte público, con herramientas esenciales que permitan incorporar la perspectiva de género e inclusión social en todo el ciclo del proyecto, a través de la planeación, el desarrollo, la implementación y el monitoreo de proyectos de movilidad eléctrica.
  • De igual manera, en la Iniciativa TUMI E-Bus Mission además de buscar la adopción de flota eléctrica en los sistemas de transporte público en México y Colombia, WRI México trabaja en promover una transición justa a través de impulsar acciones afirmativas para la inclusión de mujeres en las labores de conducción, esto como parte de los procesos de renovación de flota y electrificación del sector transporte en Jalisco y Ciudad de México. Actualmente trabajamos en la documentación del caso del Programa público de mujeres conductoras del estado de Jalisco, que forma parte del proyecto Mi Transporte Eléctrico, como una buena práctica que puede ser un referente para otras ciudades en la región. También trabajamos con el Sistema Metrobús y la SEMOVI para delinear los lineamientos de política pública que institucionalicen la inclusión laboral de mujeres en el sistema integral de transporte de la Ciudad de México. La incorporación de mujeres en el sector transporte puede representar oportunidades para reducir la desigualdad económica que enfrentan muchas mujeres en el acceso al trabajo formal, lo que garantiza las condiciones de seguridad y autonomía económica para reducir la violencia económica que viven muchas mujeres. Otra de las acciones se enfoca en el diseño y aplicación de una metodología con criterios de inclusión social e igualdad de género como una herramienta para la planificación y priorización de corredores cero emisiones con transporte eléctrico, lo cual posibilita trascender la visión segmentada del transporte público, además de considerar al territorio en su conjunto para garantizar una movilidad sustentable accesible, asequible y segura para las niñas y mujeres en sus traslados cotidianos por la ciudad.
  • La Guía de entornos caminables seguros propone una serie de recomendaciones de diseño urbano a partir del análisis de los entornos y satisfactores urbanos, como: parques, centros de salud, mercados y escuelas en ciudades mexicanas. Las recomendaciones de diseño parten de una consideración de los viajes desde-hacia el transporte público, que incluye el acceso a las paradas y hacia los equipamientos. La violencia de género que viven las mujeres en el acceso tanto a los equipamientos como a los servicios de transporte que les permite llegar a ellos, se aborda mediante propuestas concretas de solución en infraestructura peatonal, ciclista y de transporte público a escalas de equipamiento, banqueta, calle y barrio.
  • Para complementar la visión de espacio público en el abordaje de las violencias en diferentes modos de transporte, WRI México desarrolló el proyecto Análisis de siniestralidad vial en estaciones del Sistema MiBici en Guadalajara, que es parte de la Iniciativa de Blomberg Philanthropies para la Seguridad Vial Mundial. Se realizaron análisis estadísticos y espaciales, junto con inspecciones en sitio de seguridad vial y diseño urbano con enfoque de género, lo cual derivó en recomendaciones que permiten priorizar acciones de diseño, rediseño y mantenimiento en los entornos del sistema de bicicleta pública de la ciudad. La seguridad personal se integró a través de datos de delitos de seguridad pública (acoso callejero, robo, feminicidio y violación), además de consideraciones cualitativas valoradas por las mujeres como: la capacidad de ver y ser vistas de las mujeres, a la par de pedir y recibir ayuda oportuna en caso de requerirla. Lo anterior reafirma que la seguridad vial y la seguridad personal deben ser integradas desde el diseño e infraestructura para garantizar ciudades más seguras e inclusivas.

Al retomar el derecho a ciudades seguras, accesibles y libres de violencias, desde WRI México hacemos un llamado a:

  • Considerar a los entornos urbanos como áreas clave de intervención para generar mejores condiciones que reduzcan la violencia de género y proporcionen seguridad y accesibilidad para las personas que los transitan.
  • Recordar que, para asegurar que la calle y el transporte público sean espacios libres de violencias contra las mujeres, su diseño debe contemplar un enfoque de seguridad con perspectiva de género.
  • Generar información y datos desagregados con enfoque interseccional que contribuyan a la mejor comprensión de los mecanismos de producción y reproducción de las violencias y que informen la toma de decisiones, de manera oportuna y asertiva para eliminar la violencia contra las mujeres y las niñas. WRI México se compromete a implementar el marco legal sobre violencia de género de manera transversal en los programas y proyectos en los que trabajamos, y a promover entre nuestras contrapartes el abordaje de las cuestiones de género desde una perspectiva interseccional, que permita generar acciones específicas para investigar, visibilizar, mitigar y eliminar la violencia contra las mujeres y las niñas.

*Agradecemos a Carina Arvizu por su colaboración en este texto