Inequidad creciente . Degradación y destrucción de la naturaleza. Escalamiento de los impactos climáticos. Comprender estas y otras amenazas, y cambiar sus trayectorias, requiere una comprensión fundamental: las causas fundamentales de los desafíos que enfrentan las personas, la naturaleza y el clima están profundamente interconectadas. Debemos abordarlas juntas y al mismo tiempo.

La actividad humana para satisfacer la necesidad de alimentos, energía y vivienda es el principal impulsor del cambio climático y disruptor de los ecosistemas saludables. Asimismo, los efectos del cambio climático y la pérdida de ecosistemas exacerban la inequidad humana, y los mayores perjuicios los sufren quienes tienen menor capacidad de respuesta.

Es por eso que nuestra estrategia pone tres objetivos interconectados para las personas, la naturaleza y el clima en el centro de todo lo que hacemos.

Abordar estos objetivos en conjunto puede ayudar a generar escenarios ganar-ganar, garantizar un impacto duradero y reducir el riesgo de balances negativos. Por ejemplo, agregar árboles a las granjas puede aumentar el rendimiento de los cultivos, reducir la necesidad de deforestación, capturar carbono y aumentar los ingresos de quienes se dedican a la agricultura . Esos son cambios que benefician simultáneamente a las personas, la naturaleza y el clima.

Nuestros tres objetivos se alinean intencionalmente con y ayudan a alcanzar las metas internacionales existentes, como los objetivos de desarrollo sostenible de la ONU, el Marco de biodiversidad de Kunming-Montréal y el Acuerdo de París sobre el cambio climático:

Objetivo 1: Asegurar que las personas vivan en una sociedad equitativa donde puedan satisfacer sus necesidades fundamentales.

La gran transición del mundo no puede dejar a nadie atrás. Todas las personas deben poder aprovechar las oportunidades sociales, económicas, políticas y ambientales, especialmente aquellas históricamente marginadas debido a su género, raza o situación socioeconómica, o las personas que dependen de las industrias altamente contaminantes como su medio de subsistencia. Esto es un imperativo tanto moral como práctico: La gran transición no será aceptable políticamente si no beneficia fundamentalmente a las personas.

WRI tiene como objetivo que se escuche la voz de todas las comunidades cuando se toman las decisiones sobre política que las afectan directamente, desde la localización de la energía hasta los gastos en infraestructura. Invertimos en iniciativas elegidas por grupos que son marginalizados y con bajos ingresos económicos, como proyectos de adaptación liderados por comunidades que se encuentran en la primera línea de los impactos climáticos. Trabajamos para eliminar las barreras estructurales que mantienen a las personas atrapadas en la pobreza y desproporcionadamente restringidas por las crisis climática y de la naturaleza. También trabajamos para generar un empuje político para un cambio duradero.

Objetivo 2: Proteger y regenerar la salud de los ecosistemas.

Los ecosistemas saludables sustentan la vida humana y las economías. Un suelo fértil y agua abundante son fundamentales para la producción de alimentos. Las plantas proporcionan medicinas vitales. Los manglares y los humedales nos protegen de las inundaciones y la erosión. Mientras tanto, los bosques, el océano y otros ecosistemas absorben más de la mitad del dióxido de carbono que emite el mundo.

Sin embargo, los patrones de producción y consumo de mercancías, especialmente los impulsados por las naciones ricas, destruyen los recursos naturales de los que dependen todas las comunidades. WRI tiene como objetivo detener la conversión de los bosques y otros ecosistemas mientras se continúa satisfaciendo la creciente necesidad mundial de alimentos, agua, madera y otros bienes. Protegeremos los paisajes saludables y regeneraremos los degradados para salvaguardar a la naturaleza, reducir las emisiones y mejorar las vidas y las fuentes de sustento.

Objetivo 3: Limitar el calentamiento global a 1.5 °C y ayudar a las comunidades a adaptarse al cambio climático.

Las temperaturas mundiales ya han aumentado más de 1 °C por encima de los niveles preindustriales, lo que nos hace vulnerables a sequías, inundaciones y olas de calor, y pone en riesgo las vidas humanas. Las personas que viven en condiciones de pobreza, aquellas que tuvieron un papel menor en la creación de la crisis climática, son quienes menos cuentan con las condiciones necesarias para responder, pero es más probable que sufran la peor parte de los efectos de la crisis.

La investigación muestra que, para prevenir los cada vez más graves impactos climáticos, hay que limitar el aumento de la temperatura a 1.5 °C , reducir los gases de efecto invernadero mundiales a casi la mitad para 2030 (en comparación con los niveles de 2010) y lograr cero emisiones netas de carbono para mediados de siglo. WRI trabaja para alcanzar el objetivo de 1.5 °C mientras genera resiliencia a los impactos climáticos.